(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Boca Juniors culmina el 2018 lejos de haber cumplido las expectativas. La séptima Copa Libertadores, que era ilusión de todos los hinchas desde el 1 de enero, no pudo ser levantada. De paso, para colmo, se la llevó el rival de toda la vida, River Plate. Mientras el Xeneize entraba de vacaciones ya sin técnico, luego de la salida acordada de Guillermo Barros Schelotto, los de Núñez estaban en Emiratos Árabes Unidos disputando el Mundial de Clubes. La caída del Millonario con Al Ain dejó un sentimiento agridulce en los fanáticos: sensación de pequeño alivio al pensamiento de ''Podríamos haberle ganado a este River''. Pero, a estas alturas, todo es contrafáctico. Lo verdadero en este punto es que no podía haber peor golpe político, en el club y pensando en la futura ampliación de sus horizontes, para Daniel Angelici.
 

Clásicos con River: un sufrimiento sin fín

Aunque la derrota en la Copa Libertadores tiene un peso tal que ningún choque del resto del año es comparable, lo cierto es que Boca se cansó de caer ante River durante 2018. La primera cita fue en Mar del Plata, durante el verano: 0-1 con gol de Rafael Santos Borré. Pero el plato fuerte fue en marzo. Para muchos, era el partido más importante de la historia del Superclásico. Una importante previa y un operativo exhaustivo colocaron el marco al histórico 14 de marzo en el cual River se impuso por 2-0 en la final de la Supercopa, con goles de Gonzalo Martínez e Ignacio Scocco. En Superliga y en un escenario deportivo distinto, la historia fue similar: 0-2 en La Bombonera ante River y con los mismos goleadores que en la Supercopa Argentina. Poco a poco, con sed de revancha, se empezó a fogonear la posibilidad de un nuevo cruce, en Copa Argentina o en Copa Libertadores. Boca cayó ante Gimnasia de La Plata en el torneo vernáculo y la posibilidad quedó descartada. Quedaba la Libertadores. Y ahí fue el cruce del siglo, la final más importante del mundo. El resto, claro está, ya es historia. ¿Conclusión? Cinco partidos jugados ante River, cuatro perdidos y uno empatado. De paso, dos finales perdidas ante el histórico rival. KO.

Torneo Local

Aunque sea difícil de leer, el campeonato nacional era un tentempié para Boca. O eso se suponía que fuera: luego de la dura derrota en la Supercopa Argentina frente a River, el bicampeonato de Superliga funcionó como un bálsamo para los hinchas azul y oro, que pudieron sumar su segunda estrella con Guillermo Barros Schelotto en la conducción. No obstante, cuando la mente apuntó a la Copa Libertadores, el torneo vernáculo pasó a un segundo plano. Y terminó de quedar bajo la alfombra con la caída en la Superfinal ante River. En unos meses, los Mellizos pasaron del reconocimiento al ostracismo.

Refuerzos

Julio Buffarini, Emmanuel Mas, Emmanuel Reynoso, Wanchope Ábila y Carlos Tevez fueron las caras nuevas que se vieron en Boca Juniors a principios de año, allá por finales de enero. La negociación truncada por Gustavo Gómez derivó en la llegada de Carlos Izquierdoz a mitad de año. También llegaron Esteban Andrada para el arco, el boliviano Carlos Lampe por la lesión del ex guardameta de Lanús, Lucas Olaza a préstamo, Sebastián Villa y, finalmente, Mauro Zárate. De los once nombres que llegaron a La Bombonera en 2018, Buffarini, Mas, Ábila, Tevez, Izquierdoz, Olaza y Villa fueron los que disputaron la final con River. Salvo el lateral izquierdo de pasado por San Lorenzo y San Martín de San Juan, todos los demás seguirían en 2019. Distintos son los casos de Emmanuel Reynoso, que se iría para sumar minutos, y Carlos Lampe, que debe volver a Huachipato de Chile. Mauro Zárate no está en discusión: pese a llegar como refuerzo estrella tras una polémica salida de Vélez y no tener la continuidad deseada, tendrá revancha bajo las órdenes de Gustavo Alfaro.

Rol de Angelici en AFA: idas y vueltas con Tapia

El presidente de Boca Juniors buscó incrementar su peso en Viamonte a lo largo de todo el 2018. La ''guerra fría'' que mantuvo con el actual ocupante del sillón de la Casa Madre del fútbol nacional los hizo ir y volver reiteradas veces durante el año. El principal contrapunto se dio en Julio con respecto al nuevo entrenador de la Selección. Angelici buscó tener la última palabra con respecto al DT de la Albiceleste, que a su vez intentó que sea proveniente de la escudería Bragarnik, cercano al Tano. Jorge Almirón, Ariel Holan y Matías Almeyda fueron algunos de los nombres que se barajaron para el futuro de la Mayor. La ''alianza'' que mantuvieron Angelici y Tapia se resquebrajó luego de la derrota sufrida por el elenco de Sampaoli ante Croacia en el Mundial de Rusia. El sinfín de filtraciones e informaciones falsas difundidas desde Bronnitsy desembocaron en un clima complicado. Tras ese cimbronazo y con un Angelici debilitado, volvió la paz a la AFA.

La final interminable: de una definición épica en el Monumental a una rosca que terminó en papelón mundial

El 24 de noviembre estaba marcado, por muchos, como el día más importante de la historia del fútbol argentino. Aquel día, en la cancha de River, debía definirse la Copa más importante, además, del fútbol sudamericano: la Libertadores 2018, la última con final a ida y vuelta. Inadaptados y piedras, sumado a un pésimo operativo de seguridad que terminó llevándose puesto al ministro de Seguridad de CABA Martín Ocampo, fueron los ingredientes que desembocaron en la suspensión del partido. También fue el explosivo cóctel que llevó a la tensión Angelici-D'Onofrio a su punto más álgido; la firma del ''pacto de caballeros'' con Alejandro Domínguez, la postergación del partido al día siguiente, la suspensión definitiva del choque en la tarde posterior y el cruce de declaraciones con el Tano yendo a Conmebol primero y luego haciendo una presentación ante el TAS llevaron a una fractura definitiva entre los mandatarios. La final se jugó y tuvo ganador, que fue River. No obstante, el detrás de escena y lo ocurrido tras bambalinas antes de que el partido definitorio se disputó en Madrid ya había dejado secuelas y heridas difíciles de suturar.

Tensión con D'Onofrio

''Dejá de presentar carillas, vení a jugar'' fueron las palabras utilizadas por el presidente de River para marcar diferenciación absoluta con la postura de Daniel Angelici de cara a la Superfinal. Contextualmente hablando, la frase se dio en el momento en que todo indicaba que el Superclásico se jugaría fuera del país. Por ende, hubo un fuerte llamado a todas las partes en aquel entonces para poder jugar en Buenos Aires, y en el Monumental. Finalmente, no pudo ser. El abrazo por compromiso que se dio antes del partido en Madrid, con el reclamo de Boca en el TAS aún vigente, fue la imagen más sorpresiva de la jornada: la demostración de que sus intereses personales pensando en sus carreras políticas estaban, inclusive, por encima de los clubes. Allí, lo admitan o no, hinchas de River y Boca coincidieron respecto a la desilusión provocada por el gesto de los mandatarios, que a (muy) pocos hicieron creer el supuesto arreglo luego de todo lo ocurrido.

Cambio de piezas: de la experiencia de Alfaro al regreso de un ídolo como Burdisso a la institución

Soplan vientos de renovación en Boca. Renovación a medias por ahora, ya que los actores políticos siguen siendo los mismos. No obstante, el cambio en la estructura del fútbol profesional es visible: Nicolás Burdisso se suma como mánager, acompañado por Aníbal Matellán y Nicolás Chiesa como scouting, y Gustavo Alfaro toma la dirección técnica del primer equipo. El reacomodo esquemático del equipo renueva las ilusiones de cara a un año eleccionario que, nuevamente, obliga a Boca a convertirse en el mejor de América tras doce años.

Pensando en las elecciones 2019

Pocos años llevaron más carga de rosca política en Boca como el que arranca. El 2018 significó un golpe demasiado duro para Daniel Angelici, no solamente dentro del Xeneize sino también pensando en sus aspiraciones en la política porteña, con intenciones de ser presidente de la Unión Cívica Radical. Con todo lo ocurrido, incluyendo los vaivenes entre la posibilidad de refaccionar La Bombonera con la rezonificacón de las manzanas aledañas y la posibilidad de construir un nuevo estadio, perdió el respaldo de gran parte del pueblo boquense.

Más allá de Christian Gribaudo, posible delfín de Angelici, todavía no hay un candidato definido para las elecciones que se producirán a finales del anteúltimo año de la década. Mauricio Macri, de injerencia clave, busca un perfil más empresario, como el del ministro Andrés Ibarra. Mientras tanto, hay rumores de fractura dentro del propio oficialismo y ya se barajan ciertas posibilidades en la oposición: al margen de José Beraldi, quien ya se había candidateado en las elecciones del 2015, Juan Román Riquelme gana fuerza día a día internamente, aunque parece poco probable..

El hashtag del año en Boca fue #AndateAngelici. Este slogan se reiteró al menos 3 veces con contundencia en las redes sociales, también en la calle en la previa a la final en el Monumental. Se viene un año al rojo vivo por La Boca...