(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Daniele De Rossi despertó una auténtica manía. El "Tano" o el "romano" llegó a Boca en una transferencia que pareció sacada de los mejores libros de marketing: un tipo campeón del Mundo, jugador de una sola camiseta (La Roma) y que llegaba a Boca en pos de cumplir su sueño: pisar La Bombonera, ser jugador del club del que es hincha su ídolo, Diego Maradona. Parecía una película destinada a tener final feliz, sin embargo, como la mayoría de las cosas en Boca en este último lustro, lo que pintaba para ser una película de Woody Allen se terminó convirtiendo en una basada en un libro de Stephen King. 

El "romano" revolucionó al Xeneize. "Está entero", "Tiene muchas ganas", "Se sale de la vaina por debutar", repetían y decían colegas que siguen el "día a día" del Mundo Xeneize. Gustavo Alfaro lo elogió, pero también siempre eligió la cautela. "Lele", finalmente, debutó a estadio lleno y con un gol a Almagro, por Copa Argentina. Mejor imposible. Sin embargo, ya esa misma noche, sufría un sinsabor. El elenco de Alfaro quedó eliminado por penales.

Tachado el debut con la insignia Xeneize, De Rossi siguió cumpliendo sueños: conoció a Maradona, que suelto de lengua tiró: "Los hinchas de Boca tienen que besar el suelo por el que pasa De Rossi". A ese encuentro fue también el presidente del club, Daniel Angelici y el Manager, Nicolás Burdisso, el hombre detrás del "Sí" de Daniele a Boca. 

Le quedaba al "romano" cumplir el gran sueño: jugar en La Bombonera. Lo hizo por la fecha 3 de la Superliga, ante Aldosivi. Cumplió, jugó un buen partido, y varios se ilusionaron con su nivel. En Copa Libertadores su presencia fue escasa. En la serie ante Athletico Paranaense no tuvo minutos ya que no estaba anotado para jugar. Ante Liga sí pudo debutar. Viajó a la Altura de Quito, pero no jugó ni un minuto. Metídisimo, compartido a full con el plantel, el ex Roma siguió esperando. Mientras, lejos de ser solución, lo de De Rossi terminó pareciéndose más a una "full experience" de un hincha cerca de los jugadores de su equipo. 

Ante Liga, en La Bombonera, debutó por Copa y, tres días antes, había jugado ante Banfield en el Sur. El 1 de septiembre, 72 horas después de la igualdad ante los ecuatorianos, De Rossi iba a ser titular ante River, en el Estadio Monumental. Fue su seguidilla más fuerte y, después de la misma, se lesionó.

El "romano" prometía sudor y pierna fuerte en el Superclásico: Ni la tocó. En medio de un trámite cerrado, chato y aburrido, sobró pierna fuerte, y pese a que De Rossi es especialista en ese ámbito, ni siquiera fue amonestado. Todo un símbolo. 

Y ahí se terminó De Rossi en cancha, al menos por ahora. Aprovechó la fecha FIFA de septiembre para hacer un trabajo físico especial, mientras en Boca empezaban los rumores y correveydile que "no lo veían bien", "estaba bajo".

Alfaro no lo había pedido, pero no se había opuesto a su llegada. El tema es que el cóctel, físico limitado, más un DT al que no enamoró, hizo que el italiano perdiera rápido lugar en la consideración. El pibe Nicolás Capaldo se quedó con su puesto y el buen nivel de Iván Marcone hizo el resto. El colombiano Jorman Campuzano apareció como el tercero en cuestión y hasta Agustín Almendra, relegado con Alfaro, viene antes de él. 

En el Monumental, en la ida de las Semifinales de la Copa, ni se sentó en el banco. Algunos especulaban con que podía ser una carta importante para la revancha, por su roce, experiencia y porque Boca perdió a Capaldo en la ida e iba a necesitar un medio más combativo. Pero...se lesionó de nuevo. Esta vez, en el gemelo. Una dolencia que lo tiene al margen de las semis y de lo inmediato. Es más, ya se empieza a hablar de una salida del jugador en diciembre, antes de lo previsto.

En medio de su inactividad, Daniele sigue siendo una especie de "turista VIP", recorre La Bombonera con sus hijos, come afuera seguido, comparte con amigos y vive, en carne propia, la experiencia de ser jugador de Boca. Las lesiones le recortaron la chance de, al menos, intentar aportar algo y expusieron por demás al binomio Burdisso-Angelici, que se inclinó por el golpe de efecto marketinero más que por brindarle soluciones reales a la medular del equipo de Gustavo Alfaro. Cuánto lamentará Boca esta decisión se empezará a ver el próximo 22, a eso de las 23.30 de la noche.