(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Suele pasar cuando los equipos argentinos viajan a Brasil a jugar una instancia decisiva de alguna copa internacional. Siempre, en las inmediaciones del hotel, se escuchan bombas de estruendo, petardos y batucada. El objetivo: que el rival de turno no pegue un ojo.

En el caso del duelo de esta noche, hay un "plus". Con la expulsión de Dedé vía VAR, los ánimos se caldearon. Además hay como todo un "mar de fondo" en la que los clubes brasileros se sienten perjudicados por Conmebol al lado de los equipos argentinos. 

Según reflejaron colegas que viajaron a cubrir el partido a Brasil, las bombas de estruendo empezaron a las 12 de la noche y, desde ese momento, cada un cuarto de hora, una detonación y pirotecnia.

El hotel Xeneize está ubicado en pleno centro de Belo Horizonte, tiene un shopping en frente y autopistas en la puerta. Sin embargo, los "torcedores" se las ingeniaban para tirar petardos desde cualquier punto cardinal. Boca llegará al duelo ante Cruzeiro casi sin dormir, un clásico más de la Copa Libertadores, que no por recurrente deja de ser molesto.