(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) River pensaba en el partido ante Gimnasia en Mar del Plata, como el del gran festejo o el de la gran urgencia. Si ganaba la Copa Libertadores ya tendría el objetivo cumplido y el pasaje a la Copa Libertadores 2019 en el bolsillo. Si le tocaba perder ante Boca, tenía la chance de vencer al "Lobo" para seguir en busca de ese pasaje. Nada de eso. 

River afrontará este partido, una semifinal, con la incertidumbre de no saber qué pasará con la Copa Libertadores actual y con la urgencia de jugarlo a tope, para asegurarse el pasaje a la Copa Libertadores 2019 en una posible final, dónde ya espera Rosario Central.

Luego del stress psicólogico del sábado y la frustración del domingo, el plantel de River fue liberado. Los futbolistas tomaron sus autos y abandonaron el estadio Monumental. Esta tarde, volverán a entrenarse, con la cabeza, en la medida de lo posible, en Gimnasia y Esgrima la Plata. El próximo rival por duplicado, ya que también deberá enfrentarlo el próximo domingo por Superliga.

El martes, mientras Rodolfo D'onofrio y Daniel Angelici se reúnan con Alejandro Domínguez en Luque, el plantel de Marcelo Gallardo estará viajando rumbo a Mar del Plata. El miércoles enfrentará al "Lobo" de Pedro Troglio y el jueves volverá a Buenos Aires, quizás ya con una posible fecha de la final ante Boca, la final más esperada del mundo, terminó siendo la más larga del mundo y, en el medio, hay que seguir compitiendo. Cambiar el chip, la primera tarea de un plantel que se había preparado para una final de América que se frustró y por duplicado.