(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Ya pasó más de un mes desde los lamentables hechos ocurridos en la previa de la Superfinal de la Copa Libertadores que debía tener lugar en el Monumental. Aquella tarde, en la esquina de Lidoro Quinteros, el micro de Boca recibió piedrazos que terminaron con la postergación-suspensión del partido y su insólito traslado a Madrid. A medida que se conocen nuevos detalles, el papelón se agranda.

Según 'Infobae', la causa judicial reveló varios detalles del operativo. El sumario de la fiscal Adriana Bellavigna señala que, entre otras cosas, los cuatro grupos de combate que se ubicaban en la esquina de Lidoro Quinteros y Libertador fueron desplazados quince minutos antes de los eventos a Figueroa Alcorta. Allí, supuestamente, había un combate entre barras en el portón de acceso del micro visitante. Eso llevó a dejar desprotegido el lugar más conflictivo, en base a los informes del Cuerpo de Investigadores Judiciales del Ministerio Público Fiscal.

Poco después de la retirada de los grupos de combate, el comando central ordenó a Prefectura que no dejara pasar más gente por Lidoro Quinteros, ya que venía el micro de Boca. Pero ya era tarde: la zona estaba completamente desbordada. La conjunción de errores en el operativo llevaron al lamentable desenlace que dejó en vergüenza al fútbol nacional.

De esta manera, a pesar de que la identificación de agresores está demorada (solo se detuvo a Matías Firpo, quien firmó juicio abreviado con pena en suspenso por dos años y cuatro meses de prisión), la Justicia empieza a exculpar a River de toda responsabilidad, ya que no había capacidad de decisión sobre lo ocurrido en la calle. Además, todo indica que los ataques al micro no fueron preparados previamente, sino improvisados por los agresores luego de ver que el vehículo se acercaba a ellos.

Los detalles dados por la Justicia confirman la primicia dada por Doble Amarilla en los días posteriores a la Superfinal: que el comando central fue el que ordenó el operativo sin tener en cuenta la esquina de Quinteros y Libertador. El frágil operativo, de paso, se debilitó aún más cuando se movilizó a los grupos de combate por una supuesta pelea no confirmada.

En aquel momento, Martín Ocampo, compadre de Daniel Angelici, todavía era ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, hubo sospechas en River y en diversos extractos políticos relacionados con el fútbol que pensaron que lo ocurrido no fue casual, desatando todo tipo de especulaciones. De a poco, empieza a esclarecerse el panorama respecto a aquel desastroso día para el fútbol nacional y continental.