(De la redacción de DOBLE AMARILLA) La Superfinal de América, además de poner en juego una Copa Libertadores entre los dos equipos más importantes y convocantes de Argentina, pondrá en cancha dos proyectos políticos y económicos donde sólo uno podrá coronarse con el trofeo más importante del continente y el pasaporte al Mundial de Clubes.

Por el lado de Boca, a un año de las elecciones que decidirá el sucesor de Daniel Angelici, se plebiscitará la propuesta de Macri y la factibilidad de continuidad que tendrá en el club de la Ribera a partir de fines de 2019.

Este proyecto macrista tendrá la penúltima oportunidad de lograr una Copa Libertadores, una promesa de campaña de Daniel Angelici tanto en su primera elección como en su reelección. Macri, que hizo de las conquistas deportivas su plataforma para luego ser Jefe de Gobierno Porteño y luego Presidente, no está dispuesto a dejar su histórico primer bastión y esta Copa Libertadores sería casi un reaseguro de continuidad para el futuro.

Si Boca pierde esta final ante River se avisora en el horizonte un año electoral muy áspero y complicado como se vive en el 'Mundo xeneize' hace casi una década, cuando en su primera elección Angelici se impuso con el 54,82% de los votos sobre el entonces trinomio oficialista conformado por Jorge Amor Ameal, José Beraldi y Roberto Digón.

Daniel Angelici, que en diciembre próximo dejará la primera magistratura de Boca, todavía no tiene claro su sucesor. Si bien el propio Angelici impulsa a Christian Gribaudo, no cuenta con la venia de Macri, quien ya dio órdenes de la importancia del proyecto Boca y que pretende un nombre y hombre que asegure el triunfo. Para Macri es trascendental garantizar un triunfo en su terruño boquense no sólo por el presente, sino porque quienes están muy cerca del Presidente de la Nación dicen que lo ven en unos años de vuelta en el club.

El Tano sabe que hoy tiene una oposición fracturada, pero agazapada, que incluye hasta a ídolos históricos listos para salir a la arena política como Juan Román Riquelme. No son los únicos interesados, también desde el peronismo porteño y de parte del sindicalismo hay expectativa para jugar fuerte en los comicios del año próximo.

A nivel económico-deportivo, la partida de los Mellizos Barros Schelotto en la conducción del equipo determinará que Angelici deberá elegir su último entrenador y no es lo mismo tomar esta decisión con un equipo campeón de América y del Mundo que hacerlo tras una derrota dura como sería perder la Superfinal ante River. 

Además, como ya lo señaló el propio Angelici a mediados de año, por la realidad de la situación cambiaria del peso argentino será imposible retener un plantel como el que tiene actualmente Boca. Habrá un éxodo y hasta posibles ventas que engrosarán las arcas pero afectarán la competitividad del equipo a nivel americano.

En Núñez atentos a la economía y al salto político

Por el lado de River, a diferencia de su eterno rival, una eventual derrota ante Boca generará un dolor pero no provocará un cimbronazo político-deportivo tanto en la presidencia de Rodolfo D'Onofrio como en la conducción de Marcelo Gallardo. 

La historia reciente de esta conducción 'millonaria' con una verdadera revolución, como le gusta decir a D'Onofrio en la intimidad, le permite al 'Mundo River' tener un respaldo previo a esta definición y que descarta cualquier manifestación en el hall central del Monumental (lugar de protesta caracterizado en las eras de Aguilar y Passarella) si el resultado es adverso.

Con apenas un año desde su reelección no habrá resultados políticos inmediatos de esta Superfinal ante una opsoición desdibujada en el club de Núñez y que no tiene plafón para hacer de contrapeso a un oficialismo sólido y consolidado en la conducción de la institución.

Una eventual derrota ante Boca lo que podría generar son movimientos internos en las gerencias del club y un reordenamiento interno del oficialismo. Es decir, podría acelerar algunos cambios en áreas del club que ya se discuten. 

Pese a que todo luce menos riesgoso, el cambio de escenario con la pérdida de la localía para la segunda final sí empezó a pesarle a la actual gestión que lee que el socio e hincha entiende que no se hizo lo suficiente para que el partido se juegue en el Monumental. Una derrota puede llegar a recrudecer ese pensamiento y el pase de factura hacia la dirigencia.

Al igual que Boca, el 'Millonario' no podrá retener a las figuras de este plantel y la realidad cambiaria de la Argentina obliga a revisar contrato por contrato y, además, proyectar algunas ventas que permitan equilibrar las cuentas con vista al resultado final del balance 2018/19. Algunos dirigentes de mucho peso reconocen, en voz baja, que compras millonarias como las de Pratto y la falta de seguro de cambio en favor del club en muchos de los contratos fueron errores groseros que contradicen la política de gastos medida que tuvo la dirigencia en la primera presidencia de D'Onofrio.

Si bien con Marcelo Gallardo hay una confianza plena de continuidad hasta diciembre de 2021 en sintonía con la actual gestión D'Onofrio, lograr su segunda Copa Libertadores ante Boca junto con la participación en el Mundial de Clubes abre el interrogante sobre si sería el punto cúlmine del ciclo y abriría la puerta para que el 'Muñeco' busque seguir su carrera a Europa.

Por último, Rodolfo D'Onofrio siente que una nueva coronación de América para su River lo volvería a sus 71 años un nombre muy apetecible para la política nacional y podría ser el trampolín definitivo para su aspiración a presentarse en un cargo ejecutivo para las elecciones del año próximo. Las encuestas marcan que tiene un nivel de conocimiento altísimo en sondeos que se hicieron en los últimos días y que se repetirán post-Superfinal de América.