(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Selecto y político. Así fue el listado de invitados al palco presidencial de la Bombonera donde Daniel Angelici ofició de anfitrión en uno de los partido más importantes de toda su presidencia. El Tano es consciente que la final es clave no sólo para su presidencia sino para el oficialismo y la vivió como tal.

El grupo de invitados al doble palco oficial fue selecto. Daniel Angelici estuvo junto a sus tres hijos en primera fila y vivió intensamente todo el partido. De la dirigencia xeneize lo acompañaron el secretario General del club y a quien el Tano quiere como su sucesor, Christian Gribaudo, y el vicepresidente primero, Rodolfo Royco Ferrari. En tanto, Darío Richarte, vicepresidente tercero hizo de “invitado carrilero” porque entró y salió del palco numerosas veces. Justamente en la previa, no faltaron los comentarios apuntando a Richarte, ex titular de SIDE, como quien iba a organizar un operativo para interceptar señales en el vestuario de River para impedir comunicación de Gallardo con el plantel. Comentario que parece tener más destino de fantasía que de realidad. 

Cerca del Tano se ubicó el presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez, junto a su famillia. El invitado sorpresa fue el expresidente paraguayo Horacio Cartés, quien no quiso perderse el partido histórico. Cartés, íntimo de Domínguez y de Mauricio Macri, lo vio junto a su esposa y su hija. Muy cerca estuvo Claudio Tapia, quien estuvo acompañado por su vocero y uno de sus alfiles políticos, Daniel Ferreiro, y por Lalo, histórico asistente del presidente de AFA. Entre charla y charla, Chiqui confirmó que estará presente el 24 en el Monumental, donde se espera al presidente de FIFA, Gianni Infantino.

Domínguez se fue con el pecho inflado. En el palco todos destacaron la acertada decisión de Conmebol de, debido a la lluvia, postergar el encuentro del sábado al domingo. Todos entendían que, comercialmente, para la Confederación Sudamericana lo mejor era que se juegue el próximo sábado para respetar el acuerdo con la tv internacional. Sin embargo, primó el sentido común.

No sólo el partido se llevó todas las miradas. Los presentes tenían un ojo en el campo de juego y otro en cada gesto del Tano Angelici. El presidente de Boca vivió el partido de una manera visceral, entendiendo claramente lo que se jugaba. En el “viceralometro”, segundo quedó Royco Ferrari, quien también lo vivió de una manera intensa.

El ánimo de los dirigentes de Boca se dividió en dos partes. El primer tiempo lo transitaron más al palo, pese a que no se salieron del protocolo. El motivo: entendían que River era superior en el juego, aunque ratificaban que Boca “es letal”. El gol de Wanchope Abila, le sacó una sonrisa especial a Angelici ya que su contratación fue una decisión presidencial inconsulta con los técnicos. En el gol, El Tano no sacó los ojos del ex Huracán al punto que detectó que el delantero demoró el festejo a la espera que el resto del equipo se ordene. Por eso, el mandamá xeneize explotó de bronca segundos después cuando Pity Martínez metió un pase punzante para que Pratto quedara mano a mano con Rossi y empatara el partido. Ese momento fue el de mayor tensión en el palco.

El entretiempo, con Boca nuevamente en ventaja, fue más distendido. Aparecieron los sandwich y gaseosa. Mientras el pasillo empezaron a aparecer algunos hombres de la política. Se lo pudo ver a Gustavo Ferrari, dirigente de Boca y ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, al fiscal de la causa de los cuadernos K, Carlos Stornelli, al diputado Guillermo Montenegro, y el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, entre otros.

El segundo tiempo fue mas distendido, pese al gol de River que volvió e dejar en tablas a ambos equipos. La sensación sobre el árbitro fue buena, principalmente en Alejandro Domínguez. 

El pitazo encontró a Angelici mascullando bronca por ir Boca dos veces en ventaja y no poder mantener el resultado. Al despedirse el presidente de Conmebol lo saludó como para reencontrarse en el Monumental, pero el Tano, por ahora, tiene decidido no ver la vuelta en Núñez.