(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Una ristra de ajo, amuletos, cintas rojas, ¡vade retro satanás!, ¡Cruz, diablo!, crucen los dedos, beban agua bendita. La cuestión es que hay que hacer algo para desengualichar a la Selección Argentina. Si tuviera pelo, Jorge Sampaoli se los estaría arrancando. 

A una semana del debut mundialista, la Selección Argentina, que aún no tocó suelo ruso, sufrió todo tipo de vaivenes y contratiempos. Claudio Tapia, en la comunicación de prensa en la que confirmó la cancelación del duelo ante Israel dijo que era un aporte "a la Paz Mundial". Estaría bueno que esa palabra, paz, llegue y se instale al lado de la albiceleste, porque por ahora, todo lo contrario.

El rodillazo de Papu Gómez a Lucas Biglia y la lesión de Gabriel Mercado en el clásico andaluz entre Sevilla y Betis, parecen juego de niños al lado de lo que vino después. Primero, la dificultad para encontrar un rival para la despedida: que Nicaragua, que Jamaica, que Haití. Para el entenamiento abierto, River, no; Vélez, ni; Huracán sí y Racing que quería tercear. 

Ni hablar de las idas y venidas en la visita (fallida) al Papa Francisco. "Doble Amarilla" tenía confirmado que el 3 de junio se produciría la audiencia, que finalmente se cayó por contratiempos en la agenda del Santo Padre y porque se había adelantado un día el viaje de la Argentina a Israel. Eso sí, el Vaticano igual anunció la visita y el viaje a Israel jamás se hizo. ¡Santo, Dios!

Y justamente Dios y la religión se metieron en medio del amistoso con Israel. Argentina iba a viajar a "Tierra Santa" el 7 de junio, pero protestas muy crudas de palestinos en la puerta del hotel "Princesa Sofía" de Barcelona y amenazas directas contra Lionel Messi hicieron que los jugadores optarán por no viajar a Jerusalén. En medio de todo eso, la ira de "Comtec Group" la organizadora del partido, el júbilo en Palestina y los llamados de Premier Israelí Benjamín Netanyahu a Mauricio Macri para que el partido se haga. Todo eso a días del inicio del Mundial. Y con la máxima figura del equipo, Messi, expuesto en la primera línea de fuego, primero como blanco de las amenazas y luego como el motorizador de la suspensión del encuentro. En medio, Tapia clamó por la "Paz Mundial", mientras "Comtec Group" prepara una demanda de siete ceros contra la AFA. 

Pero lo peor, sin duda, fueron las lesiones. El 21 de mayo, Jorge Sampaoli dio a conocer la lista de 23 jugadores para el Mundial de Rusia. Un día después, el 22, Sergio "Chiquito" Romero fue desafectado de grupo por una lesión por la cual se tenía que intervenir. Entró Nahuel Guzmán, cuyo padre había destrozado a Sampaoli 24 horas antes en redes sociales. 

Y si esa agitación no era suficiente, a siete días del debut ante Islandia, en el entrenamiento matutino en la Ciutat Sportiva Joan Gamper, Manuel Lanzini, quién pintaba para ir de arranque ante los "Vikingos" se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Otra baja. Otra desafectación. La segunda en 17 días. ¿Todavía estamos a tiempo de subir al Brujo Manuel? Más allá de la humorada, lo cierto es que Jorge Sampaoli debe definir un nuevo jugador 23 que, seguramente, se sume al grupo de trabajo a escasos días del primer partido y lo hará directamente en Bronnitsy. 

Y todo esto sin contar el lío en redes sociales con las fotos en el Jacuzzi de Cristian Ansaldi con su mujer, que en Argentina fueron tema de estado o el hecho que, a esta lista de 23, Argentina llegó luego de un 1-6 vs España que Lionel Messi, junto a Manu Lanzini (¡Qué justo!), sufrieron en un palco del Wanda Metropolitano.

En pocas horas más, la Selección Argentina abandonará Barcelona y volará rumbo a Moscú. Seguramente, sea un vuelo tranquilo. Las turbulencias, todas las posibles, ya sucedieron en tierra firme.