Hoy quiero hablar de la adversidad. La definición etimológica es "situación contraria o poco favorable", algo que sucedía por ejemplo cuando asumía Lionel Scaloni como técnico de la selección. Las críticas eran duras, extremadamente profundas e, incluso, rozando las faltas de respeto.

Es real que el DT asumía en un escenario adverso, sin experiencia y habiendo sido parte del cuerpo técnico anterior que había tenido muchos problemas en Rusia 2018, incluso muchos que excedían lo futbolístico y ya pasaban a otro plano.

La renovación era necesaria por un tema generacional, aunque coincido con Lionel Messi que la camada anterior consiguió cosas muy importantes y no fue valorada; pero claro, no logró ganar algo y eso en este país significa "fracasar".

Lo cierto es que ante la adversidad quedan dos caminos claros: apichonarse, quedarse con esas críticas y terminar sucumbiendo ante un escenario hostil y poco favorable; o hacerse fuerte, encerrarse en una burbuja con los que confían en uno mismo y luchar para demostrar que los equivocados eran los demás, aprender de las situaciones y captar ese aprendizaje para mejorar día a día hasta dar vuelta la situación.

Este último camino eligieron Scaloni, Ayala, Samuel, Aimar y compañía devolviéndole a la gente la ilusión de ver a nuestro seleccionado, de disfrutar de hacerlo e incluso, acomodar cosas, horarios y trabajo para sentarse a disfrutar o ir a la cancha cuando tienen más suerte porque "juega la Scaloneta".

Un escenario adverso también vivían los "sobrevivientes" de la camada anterior, con Messi y Di María a la cabeza. Sólo en un país donde no se analizan rendimientos sino resultados, un jugador como Messi puede ser tan bastardeado por algunos o sólo aquí a uno como a 'Fideo' se le puede pedir el retiro "porque ya demostró que no sirve", sentencias directas y apresuradas que no contemplan, entre mil cosas, la capacidad técnica individual, la categoría y la resiliencia que pueden tener tipos de semejante calibre.

Por eso, hoy no alcanzan las horas para pedir disculpas y no por haber sido campeones en el Maracaná, algo que claramente ayudó pero no desde el punto del título en sí, sino desde otro lado. Dicho por muchos protagonistas, sacarse la mochila de merecer tanto y no coronar ayuda a distenderse, a sacarse un peso enorme de encima porque claro, ante tanto profesionalismo y dinero en el medio, olvidamos que no juegan robots sino personas.

Claro que, para ganarle a la adversidad, el jugador extra debe ser la mente, la capacidad de entender que se puede, que el destino a veces nos pone a prueba pero que la fuerza mental sumado al talento pueden lograr cosas increíbles y esto, también tiene que ver con un ordenamiento orgánico a nivel selecciones que se ha dado desde la dirigencia hacia abajo y que va demostrando por ejemplo, con el scouting, gente con experiencia en selección transmitiendo a esta nueva generación y un grupo que, de sólo verlo, te das cuenta que disfruta, que es feliz, que hacen su "trabajo" disfrutando de hacerlo y que entienden que el de al lado es necesario para poder conseguir el objetivo y dejan todo por eso.

Juan Manuel Brindisi es psicólogo deportivo, trabaja en AFA y asegura que "la adversidad es lo mejor que le puede pasar a una persona o a un equipo deportivo, porque a partir de lo que se puede hacer desde ese lugar o lo que se puede inventar en esa situación empezás a ver de qué está hecho. Te diría 'mostrame que haces con la adversidad y te diré quien eres', es bueno arrancar con bajas exptecativas porque podes desarrollar con menos presiones los objetivos y a su vez, fueron importantes los recambios generacionales, donde se fueron encontrando diferentes soluciones en puestos claves", indicó.

"Haber conseguido un resultado además sella todo lo bueno que se viene haciendo, porque hace tiempo que se viene trabajando así de bien pero los sellos te los dan los resultados, entonces eso te muestra diferente y a partir de eso, todo se potenció mucho más y encima aquí después de eso en vez de bajar rendimiento después de ganar, como a veces pasa, fue todo lo contrario. A partir de ahí se empezó a crear una épica y esto es algo importante porque cuando los seres humanos hacemos las cosas y se empiezan a conseguir éxitos aparecen las épicas, de grupos y personales", agregó.

Luego, analizó: "La victoria se empieza a normalizar, que las cosas buenas aparezcan y te agrego algo, para mi uno de los grandes sostenes es ese amor de ida y vuelta que hay entre los miembros del grupo y el equipo con el público, esto de querer y sentirse querido es fundamental. Los chicos vuelven a querer parecerse a sus ídolos, la gente agota camisetas, acomoda todo para volver a ver a la selección y ahora aparecen varios referentes y cada uno brilla con su talento particular y además están en curva de crecimiento cerca de la gran competencia, más allá de depender de que la pelota después entre hablamos de que llegamos en un gran momento y eso es lo que está pasando".

Bienvenido este idilio con el grupo, bienvenido este amor que se ha generado y que esperamos, se sostenga más allá de lo que pase o no en Qatar.