Los hinchas argentinos atraviesan una época de embelesamiento para con el seleccionado nacional que empezó el 10 de julio del año pasado con la obtención de la Copa América en Brasil y siguió hasta estos días, tal como se puso nuevamente de manifiesto ayer por la noche tras la victoria sobre Italia en la Finalíssima de Wembley, ya que la multitudinaria convocatoria en el lugar de los hechos se extendió también por todo el país.

Y, de hecho, el Obelisco del centro de la Ciudad de Buenos Aires fue el lugar de congregación de los aficionados pese a lo fría de la noche porteña, recordando las grandes celebraciones de los buenos viejos (y no tan viejos) tiempos del seleccionado argentino, como por ejemplo la de la Copa América del año pasado.

Autoconvocados sin indicios previos, los hinchas coincidieron en el punto neurálgico de las grandes celebraciones deportivas de los argentinos ataviados (y abrigados) por todo lo que de color celeste y blanco tenían a mano, haciendo sonar también todo objeto que pudiera replicar alguna nota musical, por muy desafinada que esta fuera.

Pero no solamente el Obelisco centralizó los festejos, sino que como siempre ocurre en distintos lugares del país, estos se extendieron a distintos puntos de su geografía.

Y uno de ellos entre tantos estuvo en Bahía Blanca, donde el lugar de encuentro celebratorio estuvo en las inmediaciones del Teatro Municipal, que también aglutinó a hinchas tan efusivos como abrigados, Pero el calor de la euforia pudo neutralizar el frío de la noche en el sur bonaerense.