Si bien la historia de la Selección Argentina en Wembley es adversa (ya que nunca ganó en el templo británico), el conjunto nacional se presentará ante Italia en un reducto que tiene historias del combinado albiceleste que son dignas de contar. Como la que ocurrió un martes 13, en ocasión del amistoso con el local Inglaterra.

En aquella jornada de mayo de 1980 el equipo campeón del mundo, dirigido por César Luis Menotti, se presentó ante el elenco británico con la base del conjunto que se consagró en 1978 más la incorporación de las figuras resurgentes de los juveniles. Tales los casos de Diego Armando Maradona y Juan Barbas.

Si bien el encuentro fue una derrota por 3 a 1, bastante lejos estuvo el resultado de reflejar lo producido en Inglaterra por el equipo nacional. Y menos que menos reflejó la performance de un Maradona que le dio al equipo local el trailer de lo que sería la película en el Estadio Azteca, seis años después. Un show de gambetas, jugadas con su sello y una muestra de personalidad que hizo delirar al público inglés que miraba absorto el desempeño del entonces futbolista de Argentinos Juniors.

El momento cúlmine tuvo lugar con una jugada individual que bien podría ser bautizada como "El Borrador de Dios" porque Diego pudo trazar en el verde césped lo que perfeccionaría en el Mundial de México, ante el mismo rival, y que sería ni más ni menos que la corrida memorable. La jugada de todos los tiempos...

Maradona tomó la pelota y encaró a la defensa británica, había superado a cuatro rivales en pocos metros, en una maniobra que sorprendió a todos. Y de frente al arquero Ray Clemence, el "10" optó por definir cruzado, al palo derecho del guardavallas . “Definiste mal, le hubieras amagado, si el arquero ya estaba en el piso” lo retó Hugo, quien con apenas 11 años, le objetaba a su hermano la resolución de la jugada que le valió el reconocimiento de uno de los monumentos del fútbol. 

“Fue una jugada linda y definí creo con lo mejor que tenía. Ahora si veo la jugada por TV pienso que tenía que haber enganchado para afuera y después haber tocado con derecha a la portería, pero en ese momento pensé que era lo mejor definir ahí y se me fue al lado del palo”, relataría Pelusa años después. 

“En esa jugada engancho siempre para adentro y me encuentro con Clemence que me sale y dije ‘yo aseguro’. La vi tan fácil... Era el gol de mi vida, en Wembley con toda la gente, con los ingleses, y digo la pucha. Cuando vuelvo al país y mi hermano me dice: ‘con los ingleses tendrías que haber eludido para afuera y entrar con pelota y todo’. Mirá vos, en el Mundial me pasa eso y yo no veo la jugada, pero no arriesgo. Seguí derecho ante Shilton y con el que me venía cerrando dije: ‘me quiebra el tobillo, pero el gol no me lo saca’”, rememoró el capitán del seleccionado argentino, tiempo después, en entrevista con ESPN.

La experiencia argentina no fue todo lo soñado que la delegación nacional esperaba en aquel mayo de 1980, pero uno de los templos más grandes del planeta fútbol reconoció a quien sería luego una de las leyendas de este deporte. Diego Maradona comenzó a ser más que una promesa, y la jugada más recordada de la historia de los Mundiales había tenido una de sus primeras pinceladas, en el mismo reducto donde el seleccionado de Scaloni irá en busca de un nuevo título ante Italia. El mítico Estadio Wembley.