La Selección Argentina recibe a Colombia con varios regresos, entre ellos el de Leandro Paredes, que tras cumplir la fecha de suspensión por acumulación de amarillas, retornará a la nómina “Albiceleste”. Con esto, volverá a realizarse el ritual más famoso de la Argentina

Ante Chile la cábala no se rompió, Rodrigo De Paul saltó en soledad al Monumental de Santiago, en un hecho poco común en la “Scaloneta” y un ritual que nació en 2019, con Alejandro “Papu” Gómez todavía siendo parte de la Selección. 

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Con la vuelta de “Lea”, ambos volverán a saltar al campo de juego como desde hace un largo tiempo, en una historia que ya es esperada por todos y que nunca se rompe, también sinónimo de las conquistas.

La historia detrás de los “caramelos más famosos del mundo”

En el libro, “Sueños de Selección” -de Adrián Michelena y Nahuel Lanzillotta-, se redacta la situación y, a la vez, la historia detrás de “los gomitas”, que antes de ser eso, eran Sugus:Rodrigo De Paul mastica caramelos mientras busca a sus afectos en las tribunas. Falta poco más de una hora para el partido; el ambiente está cargado de nerviosismo y tensión. A pocos metros del círculo central, Leandro Paredes también se une al ritual y desenvuelve sus Sugus: cuatro azules de ananá y tres amarillos de limón”. 

“De Paul elige exactamente catorce caramelos, una elección que tampoco es al azar pero cuyo motivo aún no ha sido revelado. Tras quitar cada envoltorio, los esconde con cierto recelo en el bolsillo izquierdo, como si cada papelito fuera un pequeño secreto guardado para sí mismo. Cuando ambos terminan, pueden ir tranquilos a cambiarse al vestuario, sin prisas”, un acto que se repite cada vez que la campeona del mundo juega. 

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La historia nace de un “chiste interno”, De Paul, Paredes o el “Papu” Gómez le habían robado caramelos a “Dibu” Martínez, escaparon al campo de juego y, desde aquel momento, no perdieron ningún partido (hasta Qatar y alguno de los pocos que perdió el Ciclo, pormenores de lo otro). 

Desde entonces, se mantiene la tradición de comer caramelos antes de cada partido de la Selección Argentina, aunque en el libro anteriormente mencionados, señala una historia aún más profunda de ambos y, en particular, de quién en Santiago comió solo. 

La historia de Rodrigo De Paul, su abuelo y los caramelos

“Esos caramelos, los Sugus y también los Palitos de la Selva, eran los que él comía cuando era chico, cuando jugaba al baby fútbol en Deportivo Belgrano”, encuadra la historia de ilusiones y sacrificios de los campeones del mundo.  

Como jugador de Racing, luego de un largo periplo de venta de talonarios y suspicacias, Rodrigo “tuvo que mudarse a la casa de sus abuelos, que vivían justo a la vuelta del Cilindro de Avellaneda. Sin duda, extrañaba horrores a su mamá y a sus hermanos, pero la pelota lo tenía hechizado. Pasó con sus abuelos, Alicia y Osvaldo, dos años inolvidables". 

Con el regreso de Paredes, vuelve el famoso ritual de los caramelos a la Selección Argentina: la historia detrás jamás contada que nació en Sarandí

En la narración, se cuenta el inicio de un ritual eterno: “Rodrigo le dolió la panza en el colegio y su abuelo tuvo que ir a retirarlo. Al llegar a la casa, lo acostaba boca abajo para que el dolor amainara. Pero cuando se acercaba la hora de ir a entrenar, el niño ya estaba levantado y vestido. “Vamos, abuelo, tengo que entrenar”, le decía. “Pero ¿cómo? ¿A vos no te dolía la barriga?”, replicaba Osvaldo. “Abu, ya estoy bien, ya estoy bien”, aclaraba, pícaro, con una sonrisa compradora. Y así, cómplices los dos, hacían las cosas a su manera”. 

A la salida del Predio Tita Mattiussi, en aquellos tiempos, no alcanzaba para un pancho ni una gaseosa, “así que Rodrigo, consciente de la realidad de su abuelo, pedía caramelos para el viaje de vuelta. Juntos compartían esos pequeños cuadraditos de colores y sabores que, si bien eran sencillos, se veían especiales. Porque su abuelo le estaba dando todo lo que podía darle”. 

Con el regreso de Paredes, vuelve el famoso ritual de los caramelos a la Selección Argentina: la historia detrás jamás contada que nació en Sarandí

“Lo que el abuelo nunca le contó a su nieto fue que, cada vez que compraba esa bolsita de caramelos, no le quedaba otra que volver a su casa caminando unas cincuenta o sesenta cuadras desde Sarandí hasta Avellaneda, porque se había gastado esas últimas monedas que eran para subir al colectivo. Nunca le dijo que no, quizá porque nunca quiso romper ese momento sagrado entre ellos dos”, sañala la emotiva historia. 

A los 14 de De Paul, Osvaldo falleció. En aquel momento el mediocampista dejó el fútbol, la escuela, pasó por varios pasajes en pleno dolor. Fue a vivir con su abuela. Con el paso de los años, Rodrigo se consagró en la primera de Racing, jugó en Valencia, deslumbró en Udinese, Atlético de Madrid y se convirtió en el “motorcito de la Scaloneta”, que salió campeona de absolutamente todo. En cada momento de gloria recuerda a sus abuelos, a quienes lleva tatuados en su cuerpo. Y cada fin de año, cuando vuelve a la Argentina, no quiere grandes regalos ni lujos. Solo pide una cosa para el 24 de diciembre: una bolsita de caramelos al pie del arbolito de Navidad.