La Selección Argentina volvió al estadio de River cuatro años después en el triunfo ante Bolivia (3-0) y muchas cosas cambiaron. Hay una pandemia mundial, hay menos gente de la que debería haber, hay tapabocas por doquier, el cielo recién ahora dejó de llover. Se fue Diego, River cambió el césped y sí, Lionel salió campeón. Pero no es lo único nuevo, también lo es el parche que ocupa el centro de la camiseta de la Selección y que dice, a las claras, que el equipo es el vigente Campeón de América. 

Quizá por eso la expectativa, la algarabía y la alegría en las calles Udaondo, Figueroa Alcorta, Lidoro Quinteros, Libertador, Monroe y todas las que rodearon al Monumental. O quizá también porque hace varios meses que los argentinos no podían ir a la cancha. La prueba piloto se vivió con alegría, emoción, expectativa y con ganas de agradecerle a la Selección el reciente Maracanazo. Desde temprano, Doble Amarilla estuvo en zona, y te trajo todo el color y calor de una previa extensa y casi catárquica.

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