(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Thiago, Mateo y Ciro. Esas son las principales razones por las que Lionel Messi volvió al hotel Princesa Sofía, de Barcelona, con la idea de no viajar a Israel a disputar el duelo ante la Selección local. Es más, si no hubiese existido el famoso "día libre", quizás, el partido se jugaba de todas maneras. Es que la persona "clave" para cambiar el sentir de Lio respecto al partido tiene nombre y apellido: Antonella Roccuzzo.

Messi vive en Casteldefells, muy cerca de Barcelona. En el día libre, el "10" fue hasta su casa y allí se encontró con Anto y sus tres hijos. Fue la morocha quién le hizo ver a Messi todo lo que ponía en juego yendo a jugar un partido que le podía valer el odio del mundo árabe y ser considerado "blanco" de terrorismo durante los próximos años. Antonella, simple, le preguntó al "10" de Argentina si un partido de fútbol valía ponerse y poner en riesgo a toda su familia, que el apellido "Messi" quede en la línea de fuego del terrorismo. Y el jugador del Barcelona entendió que no. Su mujer, además, observó por TV y en Internet el tenor de las crudas amenazas hacia su marido.

Al llegar de nuevo al hotel "Princesa Sofía" lo hizo decidido. Messi ya sabía que no había que viajar a Israel. Habló y buscó consenso entre sus compañeros, quienes rápidamente acordaron con el líder futbolístico del equipo que era asumir un riesgo enorme e impensado. Jorge Sampaoli, desde el principio, no había querido jugar este partido por el movimiento de logística que representaba, a horas de viajar a Rusia, así que también se plegó al pedido que los jugadores, encabezado por Messi, elevaron a Claudio Tapia.

Messi, en su momento, había sido muy criticado en Israel debido a que el main sponsor del FC Barcelona era "Qatar Airways". La comunidad judía considera a Qatar como un estado que financia el terrorismo, de ahí las críticas. Messi, siempre se mantuvo al margen de toda cuestión política. Incluso, ha estado ante el Muro de Los Lamentos. También ha hecho negocios con Israel, tanto él como su familia (de hecho, su padre es amigo de Ariel Reber, de "Comtec Group", la empresa organizadora del partido ante Israel), pero esta vez lo movió un instinto tan primario y humano como entendible: el miedo a quedar en medio de un fuego que no le pertenece.