(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Va Aldo Serena, la serie está 4-3 para la Argentina, porque Diego Armando Maradona acaba de anotar su penal. Varios lo gritaron. Claro, el partido, la semi del Mundial, se juega en el San Paolo, tierra Maradoniana si las hay. Va Serena, Goyco vuela igual que voló antes para tapar el disparo de Donadoni y la pelota le pega en el bajo vientre y, en lugar de entrar, queda amortiguada detrás de su cuerpo. No entra. Argentina está en la final.

Antes, hubo un partido. Y se sufrió. Italia, el cuadro de local, dirigido por Azeglio Vicini es un hueso duro de roer y juega "su" Mundial. Empieza ganando, con el gol de Squilacci (en offside), pero lo empata Caniggia, tras un centro de Olarticoechea. El empate no se mueve y ambos equipos van a penales. 

Y ahí Goyco, como ante Yugoslavia, se puso el traje de héroe y volvió a tapar dos penales. Quiso el destino que el último gol argentino lo señalara Diego, que caminó a la pelota y la soltó contra un costado del arquero Walter Zenga. Diego venía de errar con los yugoslavos y ese penal pesaba muchísimo. Diego convirtió, Goyco voló y Argentina, que había empezado cayendo ante Camerún, se volvió a meter en la final de un Mundial. Inolvidable.