(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) En medio del inmenso dolor de perder a un ser querido, la familia de Rocío Correa, de 19 años, jugadora de San Lorenzo y de la Selección Argentina, también debió afrontar balas de goma policiales y represión cuando trasladaban el cuerpo de su hermano, al Cementerio.

El joven, Sergio Correa, de 17 años, murió atropellado por una camioneta cuando circulaba a caballo por la autopista Tucumán-Famaillá. La Policía informó que en el cortejo se produjeron incidentes con los familiares y acompañantes, que protagonizaron disturbios, sin embargo, la versión de la familia Correa es una muy distinta.

Sergio Marcelo Correa, el papá del fallecido y de Rocío, contó: "Antes de que el acompañamiento saliera de la casa, en el barrio San Felipe, se acercó el comisario de la 9ª para decirnos que no hagamos tiros ni nada". Todo iba bien, hasta que el auto principal del cortejo se quedó sin nafta, lo que ocasionó que los familiares y acompañantes buscaran la manera de volver a suministrarle combustible.

Al ver esto, la policía se acercó y les pidió que avancen. Ante la negativa del grupo, dado que el coche no tenía nafta, la policía empezó a realizar disparos en el aire y ahí empezaron las corridas, la confusión y la reprimenda de los efectivos. 

Rocío, por su parte, contó en declaraciones a "La Gaceta" que “les trataba de explicar lo que estaba pasando, les hablaba con mucho respeto, pero una mujer policía me pegó con la cachiporra en el brazo” contó Rocío, que fue herida en uno de sus brazos. "Corríamos y nos seguían haciendo disparos. Hay por lo menos 15 heridos. A un tío mío le pegaron 25 tiros", relató con amargura.

Del lado de la familia juran que nadie estaba armado y endilgan a la brutalidad policíaca la balacera y los incidentes: "No teníamos intenciones de provocar nada, solo queríamos ir al cementerio a dejar a mi hermano", cerró la futbolista del "Ciclón" y la Selección Argentina.