(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La Copa América Brasil 2019, ganada por la Selección local, pasará a la historia como la Copa América del VAR. 26 veces se consultó la novedosa herramienta y más de 10 goles fueron anulados por intermedio de la tecnología. El resultado es que el VAR quedó bajo sospecha e incluso Lionel Messi habló de “corrupción”.

Miguel Scime, ex árbitro y una voz autorizada para opinar, dialogó con “Doble Amarilla” sobre lo acontecido en Brasil y cargó las tintas, en especial, contra la Comisión de Arbitraje de la CONMEBOL, a la que acusó de fallar en la preparación y designación de los árbitros.

DA: ¿Qué análisis hace del uso del VAR y del arbitraje en general?
MS: No tenemos que dejar que el árbol tape el bosque. El VAR es lo mejor que existe y va a existir para darle al árbitro la oportunidad de corregir lo que no pudo ver en el momento. En esta oportunidad estuvimos en presencia de una tecnología del siglo pasado, los árbitros no fueron capacitados y preparados como se los preparó en Rusia. En Rusia 2018, se trabajo durante dos años, quién sería árbitro de campo de VAR. No todos pueden ser ambas cosas. Acá se juntaron, se hizo un batido de aceite y agua, un día lo vimos a Loustau dirigiendo en el campo y después detrás de una pantalla. ¿Está capacitado para ambas cosas? yo creo no. Eso trajo aparejado una inestabilidad emocional árbitro-VAR, VAR-árbitro. Tardaron 5 minutos en ver lo que en Rusia tardaron 1 minuto. Usaron un viejo telebeam, hablando mal y pronto, para ver offsides fino como los goles de Uruguay a Perú. Todo es culpa de una Comisión de Arbitraje que no está a la altura de los acontecimientos y repitió los mismos errores que en el Lanús- River. El VAR no es malo, lo que no es bueno es quienes lo tratar de implementar, que no tienen la experiencia ni el conocimiento de lo que quieren implementar

DA: Entonces, el problema no es el VAR si no los criterios arbitrales
MS: Sin ninguna duda que es así. Los árbitros de campo por un lado, los árbitros de VAR por el otro. Se habló con los dirigentes para explicarle los beneficios del sistema, que con los árbitros para decirles bien cómo funcionaba ese sistema. Siguen repitiendo los mismos errores que cuando esto empezó.

DA: Se le había pedido a los árbitros que “dejen el orgullo de lado” y que utilicen la herramienta, ¿hay que trabajar también lo psicológico?
MS: El árbitro respeta al asistente, porque sabe que es asistente. Sabe que él que va a decidir es el árbitro. Que lo que el asistente hace no está más que en asistirlo. En la final se vio que Tomar tenía que escuchar de Bascuñán una opinión distintas sobre la misma jugada. Y los dos creen que son los dos mejores árbitros de Chile. 

DA: ¿Fue Tobar el mejor arbitro de la Copa?
MS: Es un gran árbitro. Pero todas estas herramientas y presiones lo hacen dudar. El mismo Díaz de Vivar es, potencialmente, un gran árbitro. Pero no está en condiciones todavía para dirigir un partido como el que le dieron. No entiende como gastaron a Roldán en Argentina-Venezuela, que ese partido lo podría haber dirigido otro árbitro y lo traba para dirigir partidos de más envergadura. Eso es impericia. 

DA: La jugada de Messi, ¿era para expulsión?
MS: No. Eso es una necesidad psicológica de un árbitro que no está seguro. Díaz de Vivar no suele tocar tanto el silbato y apenas empezó el partido empezó a pitar todo. Un árbitro con mas experiencia, resolvía ese encontrado imponiendo su presencia y si no alcanzaba, una amarilla para ambos. Y el partido seguía por los cauces normales. Estas rojas generaron un tumulto mayor de jugadores y le sacó al fútbol la posibilidad de sacar a dos grandes jugadores. Esta Comisión de Arbitraje intentará castigarlo a Messi como hizo en aquel partido de River, pese a que no había ninguna disposición del árbitro del partido. 

DA: AFA pide la remoción de algunos miembros de la Comisión de Arbitraje, incluido a Seneme.
MS: Lo conozco desde que se inició en la “Comisión de Arbitraje”. Aquellos que tenemos valores y queremos al arbitraje, cuando se nos da un tiempo y desarrollamos un trabajo que no genera los efectos esperados o damos un paso al costado o nos empujan y nos tiran por la ventana.