El Mundial es siempre un acto político. A veces, se disimula más y a veces menos. Para muchos este Mundial es el más político en años. No se animan a compararlo con el de la dictadura argentina en el 78, ni con el Mundial del 34 bajo la impronta fascista de la Italia de Mussolini, pero sí que el aprovechamiento político que el gobierno ruso hace de este evento es el más importante en años.

Rusia tienen antecedentes en basar sus políticas de estado al rededor del deporte y usar los eventos deportivos como amalgama del pueblo ruso. Los juegos de invierno de Sochi no fueron una excepción, aunque no terminaron nada bien. A los pocos años se descubrió un plan sistemático de dopaje de atletas rusos que terminó en un escándalo sin precedentes y que demostró la importancia que tenía para el mismo gobierno no sólo recibir un evento semejante, sino que también había que ganar. 

A decir verdad, Putín no es un amante del fútbol, pero Vitaly Mutko, expresidente de la federación de fútbol rusa y ministro de deportes,quien vetado por el COI por los casos de doping, lo convenció de organizar el Mundial. El objetivo era mostrar la grandeza rusa y a un pueblo unido. Y teniendo en cuenta la ovación que tuvo de todo el estadio esta tarde, el objetivo estaba logrado. 

Una curiosidad no menor. En esta oportunidad el premier ruso, Vladimir Putin aprovechó el discurso inaugural para mostrar una imagen más blanca de su gobierno y es por eso que la palabra que más usó (para nada de manera ingenua) fue “amor.

"Queridos amigos, es un honor saludar a todos los huéspedes del legendario Estadio de Moscú, Luzhnikí. A todos los que se han unido aquí en las zonas de los hinchas del Mundial de la FIFA, a aquellos que nos están viendo por televisión o internet. Les felicito a toda nuestra familia grande y multinacional del futbol con el comienzo del mayor campeonato del planeta”, arrancó el premier ruso. 

Ya en mitad del mensaje comenzó a hablar del amor, del deporte y de la unidad de los pueblos.  “Piénsenlo, nosotros, amantes fieles del fútbol sin exagerar somos miles de millones en todo el planeta y donde vivamos, independientemente de las tradiciones, nos une el amor por el futbol, nos une en un equipo único, unido por el amor a este juego sin compromisos, por eso todos los miembros del equipo comprenden y sienten los unos a los otros en esta unidad q no conoce diferencias de fe y de idiomas. Es lo que tiene ese amor al deporte, esa fuerza de ese deporte y de sus principios humanisticos. Nuestra tarea es conservar esta fuerza, esta unidad para las futuras generaciones, por el bien del desarrollo del deporte y fortalecimiento de la paz y comprensión entre los pueblos. Les deseo a todos los equipos éxitos y a los aficionados una estancia inolvidable. Bienvenidos a Rusia”, cerró Putin ante una nueva ovación de parte de todo el público ruso que casi se equipara a los gritos por los 5 goles de su selección.

Otro que recibió una fuerte ovación fue el presidente de FIFA, Gianni Infantino. El suizo-italiano arrancó a hablar en  ruso para dar la bienvenida a la Copa del Mundo, pero luego siguió en inglés con indica el protocolo. Los aplausos no fueron por sus palabras en el idioma local. Infantino fue clave para que Rusia conservara este mega evento, pese a los casos de dopings olímpicos.

En tanto, fue todo un show aparte el pedido de disculpas que le hizo Putín a Mohamad Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí, ante cada uno de los goles rusos. Fueron cinco. Arrancó con un apretón de mano y luego se dedicó solamente a encoger los hombros y a mirarlo con una mirada cómplice como de “disculpas”.