(Desde Bronnitsy, Rusia) Algo cambió en el aire, se siente un efecto renovado, volvieron las sonrisas y se mira mucho más al horizonte que al pasto. El trote alrededor de la cancha de la práctica esta mañana y mostrarse ante las cámaras fotográficas y de televisión en una muestra más de seguridad... es que hay una fortaleza mental distinta y eso florece en Bronnitsy.

En una semana la montaña rusa de sensaciones en la que se subió la Selección Argentina tuvo su caída más pronunciada post-derrota ante Croacia en Nizhni Nóvgorod y desde ahí comenzó una tendencia alcista que sigue sin techo a la vista. 

Es que el ánimo o la moral es ese combustible invisible, que establece vínculos con el temple, el corazón y los huevos... ese que a veces suple la falta de recursos futbolísticos. 

En este contexto la convivencia en el predio de Bronnitsy se volvió mucho más llevadero porque ya van 20 días de concentración en Rusia, más ocho días en Barcelona y otros tantos en Buenos Aires.

En este contexto, los familiares son la base que permite revitalizar ese combustible invisible y por eso el cuerpo técnico habilita una tarde siempre después de cada partido para que los jugadores puedan recargar las pilas y sentir el cariño de los suyos.

El plan para generar un clima bueno en la concentración además incluye asados periódicos, como el de ayer tras el triunfo ante Nigeria, un torneo de truco que ya tuvo eliminados como el presidente Claudio Tapia, en dupla con Omar Souto, mientras que se perfilan como ganadores la dupla Messi-Agüero y la de los doctores del plantel.

Además como actividades recreativas hay play station para los más jovenes y ping pong en la sala de juegos, a esto se sumaron los cánticos de grupo desde el viaje a San Petersburgo y algunos hasta se animaron a la pesca en el río Moscova, a la vera del predio.