(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Andrés Ibarra es uno de los hombres que más conoce a Mauricio Macri. Lo acompaña desde hace unos 30 años en las empresas del grupo SOCMA, en Boca y luego en los gobiernos de Ciudad y Nación. Trabajó con Franco Macri primero, quien lo reclutó en el recordado programa de becas que tenía el grupo para estudiantes avanzados de economía. Ocupó diversos puestos en varias empresas del clan Macri. Pasó por Sideco, el holding de construcción e ingeniería del grupo, tuvo papel destacados en las concesionarias viales y terminó siendo director comercial y de marketing del Correo Argentino luego de su privatización. 

Debido a la edad similar (Ibarra es dos años mayor que Mauricio Macri) profesionalmente crecieron juntos y construyeron una relación de máxima confianza y respeto. El siguiente paso que los unió fue en Boca. En 2004 fue nombrado gerente general del club en momentos que Macri concentraba sus fuerzas para competir por una banca en la cámara de Diputados y luego apuntar a la campaña que finalmente lo erigió como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo la gestión de Ibarra, Boca expandió su marca principalmente en el exterior y fue el artífice de importantes nuevos ingresos para la institución.

Al ser electo en la Ciudad, Macri se llevó a Ibarra al sector público. Primero estuvo en el ministerio de Economía porteño, pasó por Educación hasta que le encomendó la creación de un ministerio para la Modernización del Estado. Con la llegada de Macri a la Presidencia, se le encargó el mismo trabajo pero en el Estado Nacional. 

En las últimas horas, Ibarra escaló un paso más. Fue nombrado vicejefe de Gabinete de ministros, ocupando un cargo de máximo poder al lado de Marcos Peña. Hasta el momento la vicejefatura de Gabinete la compartían Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, tridente que manejaba todo el panel de control y gestión del Gobierno. Ahora, Macri recurre a un hombre de su histórica confianza para dinamizar las decisiones y concentrar la política del Estado.

Lo curioso es que Ibarra es justamente uno de los nombres de peso que suena desde hace meses para ser candidato a la presidencia de Boca con el aval del mismo presidente de la Nación. Como ya contamos desde "Doble Amarilla", Cristian Gribaudo, es el elegido de Angelici para sucederlo, pero Macri no está convencido. “Macri quiere un cambio de perfil en Boca, más técnico y menos político”, relatan algunos colaboradores del Presidente. 

Sin embargo, casi de manera premonitoria, hace unos meses el propio Ibarra le puso cierto freno a las especulaciones políticas en Boca. "Hay mucha gente que conozco de cuando acompañé al presidente Macri allí en Boca a los cuales quiero mucho. Aprecio mucho al club pero mi tarea está acá (en Gobierno), esa es la realidad. Por supuesto estoy con Boca de corazón y para lo que se necesite, pero yo estoy acompañando muy orgulloso al presidente”, lanzó en radio Mitre. 

Hoy Macri lo deposita a Ibarra en un puesto clave y parece necesitarlo como nunca para el cierre de su gestión lo que conspira con la posibilidad de encarar una campaña electoral en Boca que va a las urnas en diciembre de 2019, meses después de los comicios presidenciales en los que Cambiemos buscará la reelección.

Lo cierto es que el futuro de Boca preocupa a Macri. Entiende que el club es un bastión que de ninguna manera se puede perder y para eso estará presente en la elección del candidato. Ya lo admitió el propio Angelici que la palabra de Macri es clave. “Macri y yo vamos a elegir juntos al candidato oficialista. El Presidente es nuestro referente, no hubiera llegado a la presidencia sin él. Sería necio de mi parte sentarme y no escucharlo’’, reconoció el Tano durante una entrevista con Radio La Red en el mes de abril. 

La pregunta es si Gribaudo conseguirá el guiño de Macri o deberá jugar una interna con final impredecible. Mientras, el actual Secretario del club empezó a levantar el perfil. Aparece pegado a Angelici en cada anuncio e “incrementó” su relación con la prensa, entre otras medidas. En tanto, la falta sequía de títulos internacionales y los amagues de Juan Román Riquelme y de Tévez parecen ser hoy variables no menores que agregan incertidumbre a una continuidad política que hace un año parecía cerrada.