“La ley de barras es una oportunidad para separar política, justicia y fútbol”, lanzó Carrió en un furioso twitt blanqueando una iniciativa que vio la luz durante la discusión en comisión de la ley contra los violentos, pero que no encontró muchos adeptos.

¿Cómo sería? Tanto la diputada de Cambiemos, Graciela Ocaña, como Paula Oliveto, desde la coalición Cívica ARI, promueven que ningún dirigente de fútbol pueda ocupar cargos públicos a menos que renuncie a la Comisión Directiva de su club en una medida que luce más bien como "anti-fútbol" que como “anti-mafia” tal como la denominan sus impulsores.

En las charlas de comisiones, según pudo saber Doble Amarilla, el cepo que quiere imponer parte de la política a los dirigentes de fútbol no encontró muchos adeptos, pero hoy cuando la ley vuelva a tratarse intentarán imponer estos cambios. Así, también muchos funcionarios públicos deberán olvidarse de aspirar a ocupar cargos en mesa directivas de los clubes algo cada vez más frecuente.

La medida no sólo busca que los presidentes de clubes o dirigentes puedan ser gobernantes, ministros o legisladores, también apunta a que los sindicalistas o cualquier persona que ocupe un cargo de conducción en sindicatos, tampoco pueda ser directivo de fútbol. “Buscamos que la incompatibilidad sea no sólo para políticos, sino también para sindicalistas”, le dijo hace unos días Ocaña a Doble Amarilla. En tanto, Carrió fue más allá y ensayó una especie de demonización del fútbol. “No queremos que las mafias del fútbol gobiernen nuestro país. Pediremos que sea incompatible con el ejercicio de la función pública ser directivo de clubes, AFA, FIFA y Conmebol”, dijo. El último tramo del twitt de Lilita no es ingenuo ya que en las primeras charlas muchos diputados se vieron preocupados porque una medida así, podría impedir también a dirigentes de clubes barriales ocupar cargos en el sector público, cuando la idea era a puntar a la rosca grande.

Esta norma no sólo obligaría a cientos de dirigentes a elegir entre el fútbol y la función pública (a la hora de renovar sus cargos), sino que limita las aspiraciones de muchos que analizan dar el salto a la arena política. Si bien, durante las charlas preliminares no se habló de las campañas, hay legisladores que entienden que los dirigentes que aspiren a cargos mediante una elección, deberían renunciar a las comisiones directivas en el inicio de la carrera proselitista.

La iniciativa cayó muy mal en Cambiemos, pero la decisión fue no frenarla. “Va a caer sola, es imposible que salga”, cuenta a Doble Amarilla un importante asesor legislativo del oficialismo. Es que en Cambiemos son decenas los casos de funcionarios que ocupan la CD de algún club. 

Este proyecto hizo que no solamente los dirigentes estén atentos a las penas de hasta 3 años que podrían aprobarse hoy para quienes entreguen entradas o financien el ingreso de los violentos, sino que también seguirán de cerca este intento de correr a la rosca del fútbol de la política.