(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Detrás de la detención de Michel Platini y de la ex Secretaria de Deportes del ex Presidente de Francia Nicolas Sarkozy, Sophie Dion, hay una figura que emerge y que pretende ser interrogada por la Justicia francesa: Mohamed Bin Hammam.

Para aquellos habitúes de los temas de la FIFA, el nombre de Bin Hammam no es nuevo, ni mucho menos. El ex presidente de la AFC (Confederación Asiática de Fútbol) y el dirigente más poderoso del fútbol qatarí hasta 2011, es el apuntado por la Justicia de ser el encargado de facilitar los sobornos que generaron que Qatar le gane la votación a Estados Unidos para ser sede del Mundial 2022.

Bin Hammam fue compañero de Julio Humberto Grondona en la Comisión de Finanzas de la FIFA. ¿Cómo habría hecho Hammam para comprar voluntades y lograr torcer el claro destino de la sede, que parecía ser Estados Unidos? Según informa el diario "El Mundo", pagó hasta €3,6 millones en sobornos, de los cuales €1,1 millón fue a parar a un vicepresidente de la FIFA, que el FIFA Gate reveló que sería Jack Warner. Después, les abonó €150 mil a cada uno de los presidentes de las asociaciones de los países africanos. Los asiáticos ya estaban en el barco, no queda claro si por convicción o solidaridad geográfica o porque ya habían sido comprados hace tiempo. Lo concreto es que el escándalo de la asignación de Qatar 2022 fue la punta del iceberg de lo que luego se dio a conocer como "FIFAGate".

¿Pero qué pasó para que esto salga a la luz? Hubo una traición que hizo tambalear un acuerdo que llevaba la palabra de Joseph Blatter como garante, que era que el Mundial 2018 le tocaba a Rusia y el 2022 a Estados Unidos, en una suerte de acuerdo diplomático. Sin embargo, la persuasión de Bin Hammam, en forma de billetes, habría quebrado ese acuerdo e instauró a Qatar como casa del Mundial 2022. Obvio, Estados Unidos fue elegido para el Mundial 2026. En aquel momento, Qatar venció con 14 de los 22 votos en pugna a las candidaturas de Estados Unidos, Australia y Japón-Corea del Sur. 

Blatter señaló como el gran culpable de todo a Michel Platini, ya que Francia iba a votar, en conjunto con el bloque de la UEFA, por Estados Unidos. Sin embargo, se terminó inclinando por Qatar. 

En junio de 2014, en la antesala del inicio del Mundial de Brasil, "The Sunday Times", hizo públicos e-mails que mostraban como Bin Hammam habría comprado el Mundial para Qatar. Un año después, en al antesala de la Copa América Centenario, en Estados Unidos, estalló el FIFAGate. Estados Unidos se cobró la deuda "Qatar" generando un sinfín de detenciones y generando un antes y un después en la FIFA. 

En el caso de la supuesta compra de la adjudicación a Qatar del Mundial de 2022, la estrategia fue más sofisticada. Bin Hamman usó hasta diez firmas interpuestas, controladas por su propia compañía, para efectuar diversos pagos. 

¿Dónde apuntan los cañones de la Justicia francesa y porque aparece salpicado Nicolas Sarkozy? Por una "reunión secreta" que habría tenido lugar en el Palacio del elíseo el 23 de noviembre de 2010, casa de gobierno francesa, en la que estuvieron Sarkozy, Platini, Sophie Dion, Claude Guéant (dos detenidos y uno en la mira) y el príncipe qatarí Tamim bin Hamad al-Thani. También apuntan a otra, que tuvo lugar cuatro días antes, en un hotel de París. Luego, en diciembre de ese mismo año, Qatar resultó electa. 

Según indica "Le Monde", de Francia, en esa reunión, Sarkozy habría escuchado una oferta irresistible para que Francia apoye a Qatar y no a Estados Unidos. Qatar habría ofrecido en dicho encuentro hacer efectiva la compra del Paris Saint Germain, el club del cual es fanático el ex presidente Francés y comprar los derechos de la "Ligue 1" con Bein Sports. Esto a cambio de que Platini, a través de su influencia como titular de la UEFA, consiga el apoyo de las federaciones del fútbol europeo para que voten en favor de la propuesta para el Mundial 2022.

Desde un principio, FIFA desconfió del origen de los votos e investigó. Así, menos de un año después de la elección de Qatar, en julio de 2011, Bin Hammam fue suspendido "de por vida" por la FIFA por una infracción del Código de Ética y el Código Disciplinario de la FIFA. "He visto la cara fea del fútbol", dijo Bin Hammam en ese momento. 

La investigación siguió adelante, pese a que Bin Hammam ya no estaba en el centro de la escena. En enero de 2017, un colaborador de Bin Hamman, Najeeb Chirakal, también fue suspendido "de por vida". 

En marzo de este año, documentos revelados por el diario británico "The Times", revelaron que Qatar le pagó, en secreto, €780 millones a la FIFA y que dicho pago se habría hecho mediante un contrato secreto entre la FIFA y la cadena de televisión Al Jazeera, propiedad de Doha, tres semanas antes de la votación.

"The Times" señala que, ya en 2010, Qatar había ofrecido un pago secreto de €356 millones, justo 21 días antes de que se eligiera la sede. La oferta hacía referencia a la compra, por parte de Al Jazeera, de los derechos televisivos de los Mundiales de 2018 y 2022, por los que pagaron €118 millones por cada uno, pero incluía también una cláusula por la que se ingresarían otros €118 millones si este último se jugaba en Qatar, en lo que se leyó como un "soborno" encubierto, considerando que la oferta viola gravemente la normativa de la FIFA, ya que entidades vinculadas a la candidatura no pueden realizar ofertas en relación con el proceso de selección de sede. En este caso, Al Jazeera es propiedad del emir de Qatar. Lo cual dejaba al descubierto lo "desprolijo" de la oferta.

En 2013, tres años después de la adjudicación de la sede, Qatar puso sobre la mesa otros €427 millones para la FIFA, en concepto de los derechos televisivos. Días después, FIFA cerró la investigación por corrupción en el proceso de elección de la sede. 

Esos valores, supuestos sobre derechos de TV, quintuplicaron lo que se venía pagando por esos derechos en la región. Otro detalle no menor es que la FIFA aceptó la oferta de €400 millones antes de que se conociera cual era la sede del Mundial de 2022.

Bin Hammam aparece como un hombre clave para conseguir el voto del bloque africano y que Francia decidiera "cortarse solo" y no ir detrás de la decisión que tomó la UEFA en bloque, de votar por Estados Unidos. Pese a que la FIFA cerró la investigación, la misma sigue adelante en Francia, Canadá y Estados Unidos. Y Bin Hammam podría caer en cualquier momento.