“Marchi se pasó de vivo, no entiende el contexto, es un dirigente gremial de otro tiempo. Ya no van los aprietes”. La frase podría ser de un presidente o directivo enojado con titular de Futbolistas Argentinos Agremiados, pero no salió de la boca de ningún hombre del fútbol. La frase rebotó con fuerza el fin de semana en uno de los despachos más calientes del gobierno, que en los últimos días empezó a interactuar con los problemas del fútbol.

Sergio Marchi se encargó en el último mes de destruir la relación con los clubes, AFA y muchos de los jugadores a los que representa. Su postura inflexible y opuesta a sentarse a negociar rebajas salariales o quitas temporales ante el desastre que provoca la pandemia del coronavirus, provocó la decisión del Comité Ejecutivo de AFA (consensuada con amplia mayoría de clubes) de dar por finalizadas las temporadas y dejar casi en el limbo a más de 2000 jugadores cuyo contrato vence el 30 de junio. En pocos días, los mismos jugadores se dieron cuenta que la postura de Marchi puso a muchos colegas en un precipicio al que no estaban dispuestos a llegar y acusan al sindicalista de arriarlos sin contarles detalles de las charlas con Viamonte. Son muchos ya los futbolistas que “en on” u “off the récord” relatan ante los medios que hubieran preferido aceptar una quita antes de que miles de colegas puedan quedarse sin trabajo. Principalmente, en el Ascenso están que trinan contra el gremialista.

Desde que Marchi le declaró la guerra mediática a AFA, Superliga y los clubes, su celular perdió señal. Nadie lo llama y nadie de peso lo atiende. Pero ahora, otro actor clave lo tiene entre ceja y ceja: el Gobierno.

Casi en situación de ostracismo, Marchi intentó una jugada desesperada. En charla con varios capitanes, el gremilista pidió a los futbolistas que intimen todo lo que puedan a los clubes para generar una “bola de reclamos judiciales”. La idea era que inicien acciones legales ya sea por deudas de salarios o ante la posibilidad de quedarse sin contrato el 30 de junio y no tener club a dónde ir porque no hay fútbol. Doble Amarilla ya contó la semana pasada la bronca de muchos dirigentes quienes consideran que Marchi fomenta “la industria del juicio”. Desde los clubes le apuntan al abogado del gremio, José Confalonieri. Creen que detrás de las intimaciones hay un negocio millonario con cada demanda. Lo que ocurre es que cuando un futbolista decide hacer un reclamo judicial contra un club es asesorado en primera instancia por el letrado del gremio. Luego, muchos jugadores deciden canalizar el reclamo por el estudio jurídico del mismo Confalonieri, quien les cobra 20% del reclamo a sus clientes y hasta otro 20% a las instituciones demandadas. Algunos dirigentes sospechan que el negocio no es sólo del abogado.

El tema es que esta vez Agremiados cruzó la raya. Según pudo confirmar Doble Amarilla, en unas de las charlas, Marchi les blanqueó a los capitanes el objetivo de la judicialización. “Nos pidió que intimemos a los clubes. Dijo que con todas las intimaciones iba a acercarse al Ministerio de Trabajo e iba a exigir que el Estado o AFA se haga cargo de la situación de los jugadores que se quedan sin contrato en junio. Él garantizaba la obra social pero dijo que la guita mes a mes la iba a tener que poner el Estado o Viamonte”, revela ante Doble Amarilla un capitán de un equipo del ascenso que pide el anonimato por temor a represalias. Ya el fin de semana empezaron a circular audios de WhatsApp de jugadores que relataban “el pedido de Marchi”. 

Otro jugador que participó del 'Zoom' con el sindicato amplió: “Nos dijo que la única manera era presionar vía intimaciones que así el gobierno iba a reaccionar y se iba a visibilizar el reclamo. Es más, nos dijo que no importaba si la deuda era de este mes o de antes, que tenían que llover las demandas”. Allí muchos capitanes entendieron que Marchi los quería meter en un juego en el que estaban destinados a perder por goleada.

No pasaron ni 24 horas que en el Ministerio de Trabajo ya sabían cuál era el plan de Marchi para presionar. “Si piensa que el Estado se va a hacer cargo de contratos, vive en otro mundo. Si piensa que va a apretar, está más equivocado aún. No es momento para mezquindades. El fútbol, como todas las industrias, tiene que resolver los problemas laborales que genera el coronavirus. El Estado, como ya lo ha hecho con los ATP y REPRO piensa y pensará en medidas macro como lo hace con todos los sectores”, destacó una alta fuente del gobierno nacional interiorizada de la problemática del fútbol sin ocultar su enojo con el sindicalista.

Los momentos clave, pero principalmente las crisis, requieren de actores a la altura. En los últimos días, Marchi parece seguir una regla casi de oro para el viejo sindicalismo que trabaja con proporcionalidad inversas: cuanto más posibilidad hay de perder el trono, más conviene el conflicto. El titular de Agremiados vive sus días más complejos, esta vez no por carpetazos ideados por operadores judiciales como le pasó con el gobierno anterior, sino que esta vez es porque empezó a perder la credibilidad de todos los actores del fútbol. Los mismos actores que más de una vez le salvaron la cabeza.