(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Finalizó una de las Copas América más polémicas de la historia. Parece terminante, pero no lo es: el VAR, la politización de muchas imágenes (incluidos los festejos), los arbitrajes, la presencia de Jair Bolsonaro y algunos gestos con tinte político de Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol.

La primera imagen polémica de la final entre Brasil y Perú, más allá de lo ocurrido dentro del campo, estuvo en el palco: Alejandro Domínguez se abrazó con Jair Bolsonaro tras un gol del Scratch. Al mejor estilo de las viejas épocas reprobables de Conmebol, el mandatario de la Confederación se enloda en la política y hasta festeja goles de un equipo, en este caso Brasil.

Por si fuera poco, Jair Bolsonaro, enormemente silbado por buena parte del estadio Maracaná, tuvo un rol protagónico en los festejos: se hizo centro de la escena metiéndose entre el plantel campeón, levantando la Copa América y sacándose una foto que pasará a la posteridad como un reflejo de un torneo con mucha, mucha rosca detrás.

La imagen de la competición quedó severamente dañada tras el certamen. Aunque Brasil logró superar a todos y cada uno de sus rivales desde lo deportivo, el accionar dirigencial que estuvo detrás de la copa opacó el buen juego del equipo de Tite. En medio de todo, Brasil festeja su novena Copa América.