“Nunca leí los reglamentos de Conmebol y FIFA ni sus respectivos Códigos de Ética”, fue el argumento risueño que utilizaron las defensas del paraguayo Juan Ángel Napout y del brasileño José María Marín en la penúltima semana del juicio conocido como FIFAGate como manotazo de ahogado para evitar las posibles condenas.

Si bien es poco consistente que ambos longevos directivos del fútbol sudamericano desconozcan las reglas de las entidades que rigen el fútbol mundial y continental, la búsqueda fue intentar quedar como ingenuos y tontos pero evitar que la justicia de Estados Unidos los condene por corruptos.

Con una cuenta verificada en el banco Wells Fargo de Miami, la defensa del peruano Manuel Burga decidió no acompañar esta movida en la antesala de la última semana de juicio a los tres ex dirigentes de Conmebol.

La jueza Pamela Chen no anduvo con vueltas y descartó de plano la posibilidad del desconocimiento de las leyes y sobre esta decisión allanó el camino a la posibilidad de fraude, lavado de dinero y soborno que violaron los códigos.

Los abogados de Marín y Napout, en una estrategia diseñada durante meses en Nueva York mostraron su carta más fuerte y hasta se animaron a pedir la nulidad del juicio al evaluar que sobornar no es un delito en países como Paraguay, Brasil o Argentina.

En este sentido el fiscal Sam Nitze mostró pagos de las empresas sobornadoras, correos y registros hoteleros que muestran que “Honda” Napout –como se lo había bautizado- viajaba a Buenos Aires y Punta del Este –en un lujoso pent-house ubicado en La Barra- cada vez que recibía instrucciones de pagos en efectivo por parte Hugo o Mariano Jinkis, los dueños de Full Play.

En el caso de Marín, el argumento del fiscal se basa en los gastos en tiendas como Hermes, Chanel, Brioni en Nueva York, París y Las Vegas, supuestamente con dinero de sobornos recibidos en la cuenta de su empresa Firelli en el Morgan Stanley de Nueva York.

En abril de 2014, el ex titular de la Confederación Brasileña de Fútbol habría gastado 118.220 dólares con una tarjeta de débito que no era habitual en sus transacciones bancarias.

Por último “Fiat” Burga, -como reveló Santiago Peña, ex empleado de la empresa Full Play, que le decían al dirigente peruano- confiaba mucho en su par venezolano Rafael “Benz” Esquivel para triangular los sobornos.

Ya se acerca Navidad y el compromiso de la jueza Chen fue que el fallo estaría antes del desembarco de Papá Noel… todo parece que indicar que la defensa de los dirigentes sudamericanos jugaron su última carta… pero según pudo averiguar DOBLE AMARILLA todavía queda un último as bajo la manga que estaba reservado en caso de emergencia… y que podría salpicar hasta el mismísimo Joseph Blatter.