Unión de Santa Fe atraviesa uno de sus peores momentos deportivos e institucionales desde que se fundó como club. El equipo de Sebastián Méndez naufraga en el fondo de la tabla de posiciones y, por si fuera poco, también tiene un desorden a nivel dirigencia que pone en jaque la actualidad y compromete el futuro.

La caída del “Tatengue” desde lo deportivo parece no tener fin. El último fin de semana cayó por 2 a 0 ante Sarmiento y ya lleva nueve partidos sin conocer la victoria. En términos matemáticos, sacó apenas tres puntos de los últimos 27 posibles.

En ese marco, el equipo del “Gallego” deberá jugar dos partidos consecutivos en condición de visitante (Central Córdoba y Huracán), contexto que claramente no le es favorable: lleva 18 partidos sin ganar.

Todo este clima de tensión se traslada de lo externo a lo interno. De hecho, en estos últimos días, el plantel entrenó en su predio con custodia policial, ya que recibieron todo tipo de amenazas y reclamos. Es más, este miércoles, dejaron coronas fúnebres a nombre del presidente Luis Spahn en una de las puertas de ingreso al estadio 15 de Abril.

La actualidad de Unión de Santa Fe, entre el caos deportivo y el desborde institucional

Pero no es lo deportivo lo único que altera la actualidad del club. Cuando había resultados, los desórdenes internos se maquillaban. Ahora, con el equipo en jaque desde lo deportivo, los parches dejaron de funcionar y las falencias se exponen a la luz del día.

El mayor problema que presenta la gestión de Spahn, quien es presidente desde hace casi 14 años, es el abandono en materia de infraestructura. Los socios le reclaman obras que se prometieron, pero que nunca se concretaron. El ejemplo más claro está en el estadio 15 de Abril, donde se ven falencias en la zona donde se ubican la platea alta y los palcos. También se denuncia que las cabinas de prensa están a medio hacer y que incluso hay una obra por un ascensor que inició hace 10 años y que, todavía, no está en funcionamiento. 

Son otros los casos de infraestructura que agravan el cuadro de situación. La platea anteriormente mencionada se encuentra sin techar y hace casi un año que la pileta del club no se utiliza por diversas obras en el natatorio. Es más, se compró la caldera, pero jamás se instaló.

La actualidad de Unión de Santa Fe, entre el caos deportivo y el desborde institucional

Más allá de estos ejemplos, hay algo que es más llamativo para un club de primera división: Unión es de los pocos clubes de Liga Profesional que entrena en un predio alquilado -predio Casasol-, algo que le justifica un gasto extra. ¿A qué se debe esto? Según pudo averiguar Doble Amarilla, su predio original, llamado “Tatenguita”, posee seis canchas, pero sólo una está en condiciones de ser utilizada para el nivel competitivo.

En lo meramente institucional hay que recordar que el ‘Tatengue’ tiene su último Balance sin aprobar por la Asamblea y que, además, tiene el último Balance y Memoria aprobados retenidos por la justicia hace dos años, más precisamente por la agencia de investigación criminal.

El dato más llamativo -y del que muchos socios se quejan- es que hoy, según la propia comisión directiva, el principal acreedor de Unión es nada más y nada menos que Luis Spahn, su presidente. Según pudo saber este medio, la cifra oscila en un número cercano a los U$S 5 millones. El dato no se puede saber con exactitud porque justamente la deuda no está debidamente documentada. Es más, el último pasivo del club, informado oficialmente, ronda los $100 millones, cifra que dista mucho de la mencionada anteriormente.

La actualidad de Unión de Santa Fe, entre el caos deportivo y el desborde institucional

Siguiendo con la deuda, según pudo chequear Doble Amarilla con fuentes dirigenciales, hay un acuerdo firmado donde dice que ante ingresos extraordinarios, los acreedores pueden elegir sacar un porcentaje de los mismos para ir cobrando la deuda. Según Spahn, nunca hizo uso de esta opción.

Y el desorden institucional, por consecuencia, repercute en la gestión deportiva. Y viceversa. Los malos manejos generaron que Unión hoy se encuentre inhibido para incorporar futbolistas por desmanejos en varias contrataciones. Se registran deudas por el primer préstamo de Santiago Mele, la operación de Bryan Castrillón al DIM de Colombia y la compra de Junior Marabel al club Capiatá de Paraguay. El “Tatengue” lo adquirió en U$S 600 mil, pero todavía no abonó un centavo.

En el medio hubo peleas con todos los directores deportivos. Incluso con Roberto Battión, quien terminó renunciando por diferencias con el exentrenador del club Gustavo Munúa y el propio presidente, quien lo había puesto en ese lugar. Según pudo saber este medio, la gota que revalsó el vaso y que detonó esta relación fue la incorporación de Yeison Gordillo, el apuntado para reemplazar lo que fue la venta de Juan Ignacio Nardoni a Racing y de Juan Portillo a Talleres.

Desde lo futbolístico, Unión volvió a perder y sigue sin mostrar ningún síntoma de reacción. Le falta gol, sufre en la marca y tampoco liga suerte para poder respirar con un triunfo salvador. Sin embargo, como bien contó Doble Amarilla en esta nota, el problema es mucho más profundo y está alejado de si la pelota ingresa o no en el arco.