(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Al mismo tiempo que Julio Humberto Grondona estaba sentado en un palco del Maracaná, para la final del Mundial de Brasil, en algún lugar de Los Ángeles, mientras seguía las alternativas del partido, el periodista Ken Bensinger pensaba en que pronto iba a caer.

Es que, desde 2014, Ken está investigando lo que en 2015 con Grondona ya fallecido, el mundo iba a conocer como el FIFA Gate. Cuatro años después, en 2018, y luego de las condenas efectivas que recibieron por el juicio de 2017 Juan Ángel Napout y José María Marín, Ken convirtió su investigación en un libro: Red Card (Tarjeta roja). 

Ken, que se define como un "periodista de investigación de BuzzFeed" dialogó con Doble Amarilla sobre los alcances del FIFA Gate que, a casi cinco años de su primer acto, sigue generando tela para cortar, ya que en esta semana los fiscales de la Justicia de Estados Unidos aseguraron que ex dirigentes del fútbol americano, entre los que se destaca el "Co-Conspirador Nº1", recibieron importantes sumas a cambio de votar a los países sede de las Copas del Mundo de Rusia 2018 y Qatar 2022.

Asimismo esta semana, dos importantes ex directivos de Fox y la empresa de los Jinkis volvieron a ser acusados de haber pagado sobornos para quedarse con derechos de Conmebol para transmitir la Copa Libertadores.

DA: ¿Por qué la Corte de Brooklyn no dice quién es el Co-conspirador 1?
KB: Porque esta fallecido y no fue acusado. Nunca lo van a revelar. Los fiscales nunca van a revelar que es Julio Grondona, aunque durante el juicio hubo sumas evidencias. No es ningún secreto que es Grondona, pero jamás lo van a poner así, con nombre y apellido. Grondona fue un blanco en la investigación, falleció y nunca lo acusaron porque no tiene sentido acusar a un muerto. Pero es Julio Humberto Grondona, no tengan dudas de eso. Pero nunca lo verán escrito así, porque así figura en los documentos de la Corte.

DA: ¿Qué tanto influyó entonces Grondona en el FIFA Gate?
KB: Es una de las figuras centrales. No es el único importante, pero es una de las figuras centrales. Ricardo Teixeira, de Brasil, también tiene un papel súper importante. Había otras figuras que también tienen su gran lugar ganado, por ejemplo Alejandro Burzaco. Los empresarios son igual de importantes, porque para las coimas se necesitan dos lados: uno que cobra y uno que paga. Pero es difícil imaginar alguien que tuviera más importancia que Grondona en el fútbol mundial en los últimos 25 años. 

DA: ¿Y el papel que jugó Joseph Blatter?
KB: Es difícil. Nunca se documentó algo directo a él. Mucha gente incluso cree que sólo cerró los ojos y permitió que todo suceda, pero que él directamente no ha tocado dinero. Eso es algo que no se ha comprobado. Grondona es el más involucrado en lo que tiene que ver con haber tocado dinero, al igual que Jack Warner, de Trinidad y Tobago. Incluso, en la nueva acusación que trascendió el otro día, se documentó que Warner recibió u$s 5 millones para darle su voto a Rusia para la sede de 2018. En lo que a haber tocado dinero se refiere, Grondona sería la medalla de oro y Werner la de plata. Se irían intercambiando el puesto, el resto no existe al lado de ellos dos.  



DA: ¿Cree que CONMEBOL, la UEFA y las demás confederaciones podrán recuperar el dinero pedido?
KB: Ya se lo pidieron al gobierno de EEUU y ha habido una recuperación, pero no de todo el dinero. El gobierno de aquí liberó un poco de ese dinero, pero no mucho. La Corte de Brooklyn también autorizó un poco, pero muchísimo menos de lo pedido. Tanto la FIFA, como la CONMEBOL, como la CONCACAF, la van de víctimas y, para cómo está escrita la ley aquí, técnicamente lo son. Aún así, no recibirán todo el dinero que piden. 

DA: ¿Cree que el FIFA Gate ha modificado la manera de conducir en UEFA, CONMEBOL y FIFA?
KB: Si vemos lo que ha pasado en otras regiones como África, lo dudo mucho. Todavía existe el sistema fundamental de corrupción, que es el de un voto por país y también un sistema de gobierno que favorece mucho a la corrupción. No he visto cambios importantes en estos años. Ni siquiera son mucho más adeptos a esconder la corrupción. Hay una nueva generación de líderes que siguen repitiendo los mismos errores y se siguen creyendo más que los otros.

DA: ¿Cómo es la situación de los Jinkis y Burzaco?
KB: Su situación es distinta. Burzaco se arrepintió ante la Justicia de Estados Unidos. Está condenado y está esperando su sentencia. Los Jinkis nunca se rindieron ante la Justicia y están en libertad en Argentina. En su país de origen, no están bajo sospecha en Argentina. Lo que sí, no pueden salir del país. Si van a otro país, hay un alerta roja librado por Interpol contra ellos. En Uruguay o Brasil, estarían arrestados probablemente, pero en Argentina están libres. 

DA: Ante estas nuevas acusaciones, ¿es posible que el gobierno de Estados Unidos vuelva a pedir la extradición?
KB: Es posible que haya un nuevo pedido de extradición, sí. Pero para eso habría que estudiar los cargos contra ellos ahora, compararlos con los de hace 4 años. Pero sí, técnicamente es posible que haya nuevo pedido. 

DA: ¿Cuándo se conocerá la sentencia contra Burzaco? Se tenían que resolver las apelaciones de Napout y Marín

KB: Quién sabe. Una persona como Burzaco, viendo los nuevos cargos que salieron los últimos días, cobra suma importancia para un posible juicio y los Fiscales prefieren mantener los testigos a mano y no presos. Sobre todo antes del juicio. Puede ser bastante más tiempo que seis meses. Si los nuevos imputados deciden que quieren juicio eso puede demorar un año y medio o más. 

DA: ¿Cómo es la situación de Burzaco hoy en día al no estar preso? ¿Dónde y cómo vive?

KB: Burzaco es un ciudadano libre en Estados Unidos. No es un testigo protegido, en el sentido de que tenga otra identidad. Vive una vida normal, con su nombre y documentos reales. Lo único es que no puede salir del país. 

DA: El coronavirus que tanto golpea en Nueva York, ¿ha alterado en algo los procesos actuales?
KB: Lo que hemos visto es que los dos sentenciados del juicio en 2017, Marín y Napout han pedido libertad inmediata a causa del coronavirus. Marín tiene 87 años y la Corte cedió, porque él ya casi había cumplido un buen porcentaje del tiempo que tenía que estar en la cárcel. La corte consintió y le van a dar libertad y quedará en un Hotel hasta que pueda viajar a Brasil. Napout pidió lo mismo, pero en su caso es distinto. Tiene 61 años y su salud es mejor. El está pidiendo la libertad diciendo que está bajo riesgo, pero aún le quedan 6, 7 años de cárcel. Habrá una audiencia pronto para determinar que pasará.