(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Para Gianni Infantino la próxima reunión del Consejo de la FIFA, el 14 y 15 de marzo en Miami, no será uno más. Afrontará tres desafíos que resultan clave en su gestión de cara a su reelección en junio en el próximo Congreso de París: el nuevo Mundial de Clubes, la flamante Liga de las Naciones e intentar llevar a 48 los participantes del Mundial de Qatar.

El primer gran desafío del cónclave del fútbol mundial será debatir si la decisión de contar con 48 selecciones se adelanta al Mundial de Qatar 2022 o se mantiene para el siguiente en Norteamérica 2026. Para Infantino esta es una jugada política que excede el ámbito del fútbol y que busca casi que postularlo para el Nobel de la Paz. Sumar a la organización del Mundial a Emiratos Árabes Unidos, Bahrein o inclusive pensar en Arabia Saudita para este momento geopolítico, económico y diplomático del Golfo Pérsico parece una utopía.

Sin embargo, Infantino está convencido de sus capacidades de persuasión y lo seguirá intentando hasta el último minuto. Los registros bajos de espectadores en la Copa de Asia y los vínculos del Qatar con sus vecinos árabes no son los mejores indicios para la idea del conductor de la FIFA.

El segundo gran desafío será instalar, debatir y aprobar el nuevo Mundial de Clubes desde 2021 cada cuatro año con la participación entre 24 y 32 equipos. Con los billones de dólares que proporciona un cosnorcio liderado por el conglomerado financiero japonés SoftBank, el número uno del fútbol mundial pretende seducir a sus pares europeos de UEFA. En la Asamblea General de la FIFA, que se realizó hoy en Marrakech, Infantino declaró: "Propongo hacer una verdadera Copa del Mundo de clubes, como la Copa del Mundo de selecciones nacionales y abogó por dar entrada "a equipos de todos los continentes, más allá de los europeos", aunque reconoció que hoy en día los mejores jugadores del mundo se encuentran jugando en ligas europeas.

Esta movida es la que habilitaría a Conmebol y UEFA a reinstalar la Copa Intercontinental todos los años entre los campeones sudamericanos (Libertadores y Sudamericana) y sus pares europeos (Champions League y Europa League).

Por último, Infantino pretende que la Liga de las Naciones, que está teniendo sus primeras ediciones en Europa y Concacaf se transforme en una verdadera Liga Mundial también con el mismo consorcio liderado por el Softbank japonés pero a los que se suman inversores de Estados Unidos, Arabia Saudita y China, que pretende invertir 22 mil millones de euros en un período de doce años desde 2021. Este torneo reemplazaría a la Copa Confederaciones y tendría una clasificación regional para terminar en unas finales con ocho selecciones (Final 8) y que se dispute cada dos años en octubre y/o noviembre.