(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El tuit de Mauricio Macri cayó como una bomba. Nadie esperaba ese apuro en vivo y en directo. Es más, según supo “Doble Amarilla”, desde el Ministerio de Seguridad de la Ciudad ni siquiera pensaban en la posibilidad de jugar el Superclásico final de la Copa Libertadores con las dos hinchadas.

Es más, fue desde el Ministerio que lidera Martín Ocampo que le advirtieron a CONMEBOL que el partido sería sin público e incluso le deslizaron al ente sudamericano que lo mejor era que el partido sea un fin de semana, para la Seguridad en general de toda la ciudad, sin la variable “marchas” sobre la mesa, que se lleva muchos efectivos policiales. El propio Ocampo, en declaraciones televisivas esta mañana reafirmó: "No están dadas las condiciones". 

Tal es así que Guillermo Madero, Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos de la Nación, y responsable del programa “Tribuna Segura”, declaró hoy temprano en ese sentido, al afirmar que él tenía entendido que el partido no se jugaría con público de ambas parcialidades: “La CABA tiene una política de no recibir visitantes” 

Ahora, con este pedido de Macri, que expone a Patricia Bullrich y a todos los que viene por debajo de ella, se abrirá una nueva instancia. Esto cambió el panorama y se viene una disputa interna, que también incluirá la opinión de River y Boca, en dónde la idea que partió desde Balcarce 50 tampoco agradó mucho. 

Pero en la rosca no todo es lo que parece. Desde Balcarce 50 y según pudo saber "Doble Amarilla", esta decisión de Macri, inconsulta con la Ciudad, la enmarcan en una tensión política con Horacio Rodríguez Larreta. Una tensión como ya han tenido otras en el pasado. 

Cambio de postura

Cuando usaba bigote y era presidente de Boca, Mauricio Macri usaba la variante “visitantes” de una manera completamente distinta que la de ahora. Incluso, fue él, como máxima autoridad Xeneize, el que empezó a recortar el espacio del público visitante en los estadios, cuando bajó de dos bandejas a una la cesión de entradas. En aquel envío de Fútbol de Primera, Macri sentenciaba: “Hagamos una campaña todos los hinchas de Boca que no vamos más a una cancha de visitante, a ver que pasa. Se muere el fútbol argentino. Llenamos nuestra cancha y los demás que se mueran”, decía. 

Cambiaron los tiempos, claro. Ahora, Macri ya no es más presidente de Boca en ejercicio y debe tener una mirada superadora del fútbol. Mirada que, tal y como contó “Doble Amarilla” trae consigo el proyecto de las SAD. Macri sabe que para el éxito de ese proyecto, es decir, para que vengan empresarios a invertir a los clubes, el fútbol debe poder concebirse con dos hinchadas en los estadios y sin barras. 

Más allá de eso, este pedido puntual sobre la final de la Copa Libertadores, tiene más olor a puesta en escena que a interés real de que eso suceda. Aparece más como una cortina de distracción que como una preocupación real.

Ya lo advirtió Macri en 2003, en una entrevista con Jorge Lanata, cuando peleaba por llegar a gobernar la Ciudad de Buenos Aires: “Voy a tener dos trabajos, Boca y la política”. Quizás se alteró el orden de los factores, pero Macri no se puede ni se quiere despegar de los temas que involucran al Xeneize.