“Llegamos a un punto en el cual no hay marcha atrás. La TV Pública va a terminar transmitiendo partidos. Resta definir cuántos y de qué manera, pero hoy no hay margen para que las empresas no cedan”, resumen dos fuentes importantes que fueron testigo de los idas y vueltas que se vienen dando con intensidad desde hace una semana para que el fútbol vuelva a ser transmitido en la pantalla estatal de manera abierta para todos los argentinos.

Por videoconferencia, de forma presencial y por rosca subterránea, vienen dándose las charlas para que en un año electoral el Gobierno pueda tener contenidos del deporte más popular en la pantalla de la TV Pública. La negociación empezó a tomar cierto color tras un fin de semana de carnaval cargado de rosca e incluye todo tipo de condimentos, entre ellos, la guerra abierta entre los socios que explotan los derechos audiovisuales: Disney (Fox y ESPN) vs Turner.

En la mesa de negociación están sentados, por la AFA, Claudio Tapia y Pablo Toviggino; por el Gobierno, Matías Lammens y Santiago Carreras; por Disney suelen estar Guillermo Tabanera y el productor Juan Cruz Avila, y por TNT Gustavo Minaker y Julián Mansilla. A veces, aparecen algunos abogados de los canales. Y en el último encuentro estuvo el secretario de Medios, Pancho Meritello, el hombre que maneja la caja de la publicidad del Gobierno, toda una señal. 

Cortocircuitos

El diálogo cobró mayor intensidad desde el viernes pasado. Previo a la reunión entre todas las partes, los canales mantuvieron un encuentro con los cableoperadores. Allí los convencieron de que, si iban a ceder partidos, deberían pedirle al Estado ciertos beneficios. Tibiamente se intentó solicitar que el Gobierno habilite un aumento al abono del cable mayor al 5% que permitió en enero. La respuesta fue inmediata y contundente por parte de los representantes del Ejecutivo: “Este Gobierno está más preocupado por luchar contra la inflación que por transmitir los partidos”

Este no fue el primer intento de los canales por colar en la mesa de discusiones elementos que no están en discusión. Desde el año pasado, cuando se iniciaron las charlas, Disney busca supeditar cualquier acuerdo a que el Gobierno dé el visto bueno a la fusión global con Fox (que produjo la unión de ESPN y Fox Sports) en la Argentina. La empresa estadounidense, como adelantó el año pasado en exclusiva Doble Amarilla, tiene un dictamen contrario en el cual la Comisión Nacional de Defensa de la Competición (CNDC) recomienda a la Secretaría de Comercio Interior anular la operación por la "potencialidad de restringir o distorsionar la competencia del mercado". En esa opinión (no vinculante, pero de peso) habla de los riesgos de la concentración de tantos derechos deportivos que generó la megafusión y recomienda la desinversión para que pueda ser aprobada la operación entre ambas compañías. Algo parecido le pasó a Disney en Mexico y Brasil. Desde el primer día, el Gobierno le aclaró que los partidos no son moneda de cambio para ninguna decisión de ese estilo. Es más, hay quienes aseguran que en la cabeza del presidente está la idea de validar la mirada de Defensa de la Competencia y no aprobar tal fusión.

Con estos puntos fuera de la negociación, el miércoles hubo una nueva reunión marcada por los pasos en falso de las televisoras. Primero se juntaron entre Disney y TNT Sports y acordaron ofrecerle al Gobierno un partido cada una por fin de semana. Con ese esquema se presentaron a una reunión entre todas las partes. Ya en el cónclave, ESPN dijo que ellos solos proponían ceder dos partidos, rompiendo sobre tablas el acuerdo con su socio comercial. Esto obligaba a Turner a ceder otros dos encuentros. Ahí empezó una inédita discusión entre los gerentes de ambas compañías. Todo ante los ojos de la AFA y ante la mirada atónita de los representantes del Gobierno.

Así la mesa quedó servida. El Gobierno fue por más y exigió cuatro partidos, que fue siempre su aspiración. El pedido concreto fue un partido el viernes, uno el sábado, uno el domingo y otro el lunes. Desde el Estado aseguran que ese cronograma, con una buena rotación de protagonistas, va a hacer más vendible al pack fútbol y va a generar beneficios para todos. La presencia de Meritello marcaba que el Gobierno estaba dispuesto a acompañar con pauta oficial. En ese momento las empresas quedaron shokeadas. Por pelearse, quedaron debilitadas y en las fauces del Gobierno.

La rencilla entre los socios no es nueva. Nunca tuvieron buena relación, pero a fines del año pasado todo explotó. Fue luego de la decisión de AFA de romper el contrato con Fox Sports. El argumento central de la ruptura fue justamente que Disney había fusionado sus pantallas de ESPN y Fox Sports sin avisar a la AFA y ante el riesgo de que esa operación no se apruebe. Esto generaba un supuesto incumplimiento del contrato. Así quedaba la mesa servida para que TNT se quedara con todo el fútbol. Eso derivó en una breve pelea judicial y en que Disney llegó a un acuerdo con la Casa Madre del fútbol argentino para extender el contrato por tres años más (2027 a 2030) a cambio de una llave de U$S 45 millones. Paralelamente, la pelea de las empresas se trasladó a Estados Unidos. La cúpula de Disney amenazó a la de Turner con un juicio por deslealtad comercial. Ante esto, TNT desistió de avanzar sobre el resto del paquete del fútbol, pese a que ya tenía entre bambalinas un acuerdo con AFA para quedarse con la otra parte de la torta. Desde ahí, la relación se pudrió y todo el tiempo se meten zancadillas entre ambas empresas. Ahora, Disney intenta forzar a que TNT pague la misma cantidad de dinero para extender el contrato hasta 2030 o de lo contrario buscarán quedarse ellos con todo.

Cuando el Gobierno pidió cuatro partidos, los canales se olvidaron de sus rencillas momentáneamente y rápidamente negaron esa posibilidad. Pero el desde el Gobierno retrucaron: “Ok, si son tres partidos queremos garantizarnos que dos sean los de River y Boca”. Ahí algunos gerentes volvieron a temblar y pidieron un cuarto intermedio para seguir negociando hoy. Algo que generó malhumor en el Gobierno es que los interlocutores tienen que validar cada paso con sus jefes en EEUU o al menos argumentan eso lo que dilata un acuerdo.

Las charlas seguirán, pero las empresas empezaron a entender que no hay margen para no llegar a un acuerdo. ¿Lo harán o tensarán la relación con el Gobierno? Hay algo que las inquieta más allá de todos los pedidos que puedan hacer a cambio de entregar 3 o 4 partidos a la TV Pública. En enero fue el último aumento del pack fútbol que pasó a costar $831. Las empresas piensan en otra suba antes de mayo, cuando finaliza el torneo. El temor es que el Gobierno intente regular los aumentos del precio del abono de fútbol tal como lo hace con el básico del cable, internet y telefonía. Hasta el momento, estos servicios premium están fuera del alcance del decreto regulatorio. ¿Habrá fumata blanca antes del fin de semana?