(De la redacción de DOBLE AMARILLA) La noticia de la decisión de Argentina de bajarse del Mundial 2030, en una movida que no sería ratificada públicamente sino que se irá esfumando en el tiempo, generó un gran revuelo tanto en el país como en los vecinos estados sudamericanos. En una reacción de un Gobierno que busca dar mensajes de una ilusión todavía existente convocó para el próximo 8 de noviembre una reunión en Casa Rosada... aunque hay un escepticismo reinante sobre las reales motivaciones de este cónclave, que lo ven como una movida mediática.

Fernando Marín, designado por Mauricio Macri para encabezar la candidatura tripartita en los dos primeros años, fue el encargado de cursar las invitaciones a las autoridades uruguayas lideradas por su Secretario de Deportes, Fernando Cáceres y las paraguayas encabezadas su flamante Ministra de Deportes, Fátima Morales.

Según averiguó Doble Amarilla, Uruguay confirmó su presencia en esta reunión, mientras que Paraguay quedó en ratificarla porque depende de un ajuste de agendas.

En esta movida, Marín también pretende tener en Buenos Aires al presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez, aunque todo dependerá de la final de Copa Libertadores, ya que la ida se realizará el 7 de noviembre y contará con la presencia de la máxima autoridad del fútbol sudamericano.

Con mucho tiempo por delante, ya que la decisión final será en 2022 y con las elecciones presidenciales por delante el año próximo, el Gobierno que lidera Mauricio Macri no tomará el costo político de comunicar la baja de la candidatura, aunque Doble Amarilla está en condiciones de ratificar que el Fondo Monetario Internacional (FMI) desalentó continuar en este proyecto que requiere una gran inversión en infraestructua y desarrollo durante más de una década. 

Las piezas se mueven y mantienen tanto discursivamente como en la opinión pública esta candidatura para el Mundial 2030, aunque tanto a nivel interno como también en la propia FIFA, en Zúrich, saben que a nivel práctico la candidatura está caída... aunque en Argentina confían que desde lejos no se ve.