(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) La puerta se abrió en abril de 2018, cuando Gianni Infantino dejó ver, en Buenos Aires, la chance que ya desde Qatar 2022 el Mundial lo jueguen 48 selecciones, algo previsto, recién para Norteamérica 2026. Detrás de esa intención, que contó con el apoyo de Conmebol como gran aliado, hay una aún mayor: hacer un Mundial inclusivo, sacarle la exclusividad a Qatar y destrabar un conflicto político-económico en la región.

Qatar está bloqueado. Sus vecinos lo acusan de financiar a células terroristas, de dar refugio a terroristas e incluso de esconderlos. Es por que eso que sobre el país asiático pesa un “bloqueo”. Infantino conoce esta cuestión, pero insiste. Su gran anhelo es que se sumen los emiratos de Abu Dabi, Dubai y la nación de Bahrein (y hasta se piensa en Omán y Kuwait como alternativas), para que Medio Oriente pueda tener su Mundial y la FIFA su torneo de 48 equipos.

Según pudo averiguar DOBLE AMARILLA, el propio Infantino y su equipo de gestión se mudarán a Dubai y Abu Dabi durante el mes de enero para comenzar a definir la historia y buscar un acuerdo histórico que permita desde el ámbito deportivo acercar una situación que desde los aspectos económicos y políticos parece insalvable.

La excusa será la Copa Asia, que se desarrollará en los Emiratos Árabes Unidos con la participación por primera vez de 24 naciones, en lugar de las habituales 16 para sus instancias finales. La final será el 1º de febrero en el estadio Zayed, ¿habrá anuncio previo a este encuentro?

El Presidente de la FIFA, por lo pronto, insistió en esta idea apenas comenzó el 2019, al inaugurar en la 13ª Conferencia Internacional de Deportes de Qatar: “Si podemos acomodar a algunos de los países vecinos, que están muy cerca para albergar algunos juegos en la Copa del Mundo, esto podría ser muy beneficioso para la región y para el mundo entero”, aseguró e insistió: “Hay tensiones en esta región y depende de sus respectivos líderes lidiar con eso, pero tal vez sea más fácil hablar de un proyecto de fútbol conjunto que de cosas más complicadas”, aventuró.

Claro, más allá de deseos, Infantino no desconoce que el problema entre Qatar y sus vecinos va mucho más allá de lo superficial, hay un tema geopolítico que hace que hoy, la idea que tiene en la cabeza el mandamás de la FIFA sea inviable: Si puede ayudar a todas las personas en el Golfo y a todos los países del mundo a desarrollar el fútbol y llevar un mensaje positivo al mundo sobre el fútbol, deberíamos intentarlo", cerró.

Es que el anhelo de Infantino, que también no tiene mucho que ver con la pelota, es abrir un canal de diálogo en una región repleta de enemistades. El suizo sueña con ganar el Nobel de la Paz y sabe que si abre un canal de diálogo y, más aún, si consigue levantar el bloqueo habrá hecho mucho por la paz de la región. 

En medio, están las razones puras y duras que impulsan desde Zúrich. Buscan ya un Mundial de 48 equipos y saben que, en ese sentido, Qatar necesitaría de “apoyo” para poder albergar esa cantidad de partidos en noviembre de 2022.