(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Desde su llegada a la presidencia de Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez estableció que Paco Casal sería una mala palabra no sólo en el cuartel principal de Luque sino también en todo el territorio sudamericano. Luego de suceder a Wilmar Valdez, el reelecto presidente de estas latitudes pretendió restarle cada vez más injerencia a todo lo relativo a Casal y en paralelo estableció una batalla legal agresiva.

Pero esta madre de las batallas sudamericanas, que en los últimos dos años parecía quedar en el pasado, en este 2018 antes y fundamentalmente después del Mundial de Rusia recrudeció y presentó dos focos muy claros como Uruguay y Perú, y uno en alza como Ecuador.

No es casual que sean estos los tres países donde esta lucha de poder –político y económico- sean los lugares fértiles para nuevas batallas porque son los tres de los cuatro países (el otro es Venezuela) donde el empresario uruguayo tiene penetración y derechos televisivos en vigencia.

En Uruguay, la casa de Paco Casal, las elecciones de sucesión de Wilmar Valdez abrieron la puerta para una nueva disputa de poder. Los audios y la presión para que Valdez no se presentara a una reelección dejó dos candidatos en carrera: Arturo del Campo y Eduardo Abulafia. Las notificaciones de último momento sobre los test de idoneidad adeudados y las recomendaciones para postergar las elecciones del martes pasado surtieron su efecto aunque no hay un aliado claro de Conmebol.

En un territorio manejado por la empresa Tenfield, Alejandro Balbi -actual secretario de la AUF- es quizás la persona de mayor confianza para la conducción del ente sudamericano, pero siempre con un sesgo de desconfianza. Domínguez ya no esconde que le gustaría tener su candidato en tierras charrúas, pero sabe que es una gesta casi imposible, por eso se dedica a tirar agua al barro nomás.

En Perú, en tanto, el escenario de la última semana obligó a la Confederación Sudamericana a enviar un veedor para interiorizarse sobre la situación del presidente Edwin Oviedo. El actual número uno de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) es un aliado estratégico del ente con sede en Asunción porque a través de su gestión había logrado minimizar la influencia de Casal en un país donde tiene los derechos a través de GolTV.

Las denuncias y la poca popularidad de Oviedo en todo el país, incluso luego de clasificar a la selección a un Mundial luego de 36 años, no consiguió detener un proceso que en Asunción tienen certezas que tiene a Paco Casal por detrás. Juan Carlos Oblitas, ex periodista de GolTV, se desempeña como director deportivo de la FPF y es una pieza imprescindible para el desvelo de todo Perú: la continuidad de Ricardo Gareca como seleccionador.

En este escenario Conmebol respaldó fuertemente al presidente de la FPF que se sintetiza en la frase que expresó Gonzalo Belloso, director de desarrollo de la entidad sudamericana, este jueves en Lima: “No veo ninguna razón para que Oviedo no siga”. Desde Conmebol, con el propio Belloso a la cabeza, minimizan inclusive las denuncias penales contra Oviedo. Cabe aclarar que es acusado de homicidio calificado con alevosía y lucro de un trabajador azucarero y afronta un pedido de prisión por parte de la fiscalía de 26 años de cárcel. Para Domínguez, vale más un aliado sospechado de asesinato mientras también sea enemigo de Casal.

Por último, en Ecuador la rivalidad entre la Federación Ecuatoriana, presidida por Carlos Villacis, y la Liga Profesional de Fútbol que en mayo pasado firmó un nuevo contrato con GolTV por los derechos televisivos del certamen doméstico. La intención de crear la Copa Ecuador reactivó este enfrentamiento que promete un nuevo round para las elecciones del próximo enero donde la LigaPro ya anunció que presentará un candidato distinto a Villacís, que obviamente contará con el respaldo desde la sede de Luque.

La madre de todas las batallas entre Conmebol y Paco Casal vuelve a la escena pública y promete nuevos rounds en el futuro con la pelota y los derechos televisivos como excusas. Mientras, las otras federaciones siguen en alerta la pelea y el grado de intervención de Conmebol en cuestiones domésticas, algo que no les hace gracia.