(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Así como la final de la Copa Libertadores 2018 se definió en Madrid, es muy probable que la Champions Africana se defina en París. Pero sin partidos de por medio, vía escritorio. 

El escándalo tuvo lugar tras la revancha de la final entre el Esperance de Túnez y el Wydad Casablanca de Marruecos. La ida fue 1-1 en Marruecos y la vuelta estaba 1-0 para el elenco tunecino, cuando llegó el empate del elenco marroquí, cuando iban 60' de juego. Sin embargo, el árbitro del partido, Bakary Gassama, anuló el gol por una jugada que, según se consideró en un primer momento, fue offside. 

Cuando el árbitro fue a consultarlo en el VAR, se encontró con que el sistema no funcionaba. Y, según saltó en ese momento, nunca funcionó en el partido. Tras esperar 60' para que el VAR se reanude, el elenco de Casablanca decidió abandonar la cancha y el árbitro dio por terminado el partido con el resultado 1-0 y consagró campeón al elenco de Túnez.

Sin embargo, el escándalo no se hizo esperar y fue tal que obligó a que la CAF a programar una reunión de urgencia hoy en París, a las 18.30. ¿El motivo? Las presiones de ambos equipos y lo mal que quedó parada la Confederación Africana. Las opciones son tres: que el partido se reanude, que el partido quede así e incluso que se juegue de nuevo.

Hay manifestaciones de los hinchas de ambos equipos en la ciudad francesa, reclamando para sí la Champions League africana y, por lo tanto, el pasaje rumbo al Mundial De Clubes Doha 2019. La reunión está planteada para "discutir las consecuencias" de lo ocurrido, según se informó oficialmente.

Pero la rosca no se detiene e incluye hasta denuncias de amenazas a los dirigentes de la CAF de parte de directivo de los clubes involucrados. Vale remarcar que el protocolo del VAR indica que su mal o nulo funcionamiento no puede anular un partido o un resultado, de igual manera, ningún jugador puede reclamar por la parte técnica de la videoasistencia. Este punto deja "mejor"  parado al Sperance de Túnez.

Por su parte, el árbitro del partido, también apunta contra el elenco marroquí por su determinación de abandonar el campo de juego. Además, en su informe, el árbitro aporta un dato central: Manifiesta que canceló el gol por una falta en ataque y no por fuera de juego. Es decir, un fallo mucho más "del árbitro" que de la tecnología.

Según indican medios locales, los márgenes de maniobra de la CAF son estrechos. Ya dio por ganado el juego 1-0 a los tunecinos, los que serían los campeones. Además, la ida tampoco fue una cuestión muy limpia. El árbitro de ese 1-1, el egipcio Gehad Grisha fue suspendido por seis meses debido a su "flojo desempeño".

El revuelo igual fue mayúsculo y el papelón dio la vuelta al mundo. No parece que vayan a existir algún cambio en lo deportivo, pero sí una obligación de sentarse a discutir los alcances del papelón para una Confederación que intentará salir limpia de un auténtico lodazal. Mientras tanto, los del Esperance celebran el título y los del Casablanca lo siguen reclamando para ellos mismos.