(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) En año 1981 será recordado por todo Mataderos. Es el año del primer ascenso a Primera División de Nueva Chicago. Ese gigante del ascenso, seguido por masas y siempre protagonista. Es ‘el Boca de la B’, decían. Y un día llegó a Primera. Eso fue el 7 de noviembre. Pero escasas dos semanas antes, uno de los barrios más populares de la Capital vivió una jornada entre curiosa, triste, especial y colorida. 

El 24 de octubre de ese año jugaron en Mataderos el local y Defensores de Belgrano. El estadio, a tope. La Dictadura, presente. El peronismo, arraigado como desde siempre en la barriada verdinegra. Entonces, surgió lo imprevisto. Lo inesperado. Lo prohibido. Desde una de las tribunas (cuentan los testigos, desde la grada que está más cercana a la General Paz) la muchachada empezó a cantar la Marcha Peronista, símbolo del PJ que estaba prohibido por esos años. 

La Policía, se vio obligada a hacer lo suyo. Mientras la canción se entonaba en todo el estadio, la fuerza fue en busca de los desacatados. Y los apresó. La cifra oficial habla de una cuarentena. Los números extraoficiales denuncian muchos mas. Algunos de ellos, incluso, estuvieron a la sombra durante muchos días. 

La cuestión es que por cantar la marcha, hubo presos, que debieron caminar por la calle, rodeados de policías, hasta la mítica Comisaría 42, seccional del barrio, enfrente del Mercado de Hacienda y del que hoy es el Polideportivo del club. 

"Los que no entienden de sociología y de los efectos rebote - contagio, piensan que prohibir algo es mejor, sin entender que prohibirlo es el paso previo a que esa acción que se busca erradicar, se multiplique", afirma una fuente consultada. Habiendo pasado 36 años y medio más, nuevamente una manifestación oral con tintes políticos vuelve a estar presente en uno (o varios) estadios del fútbol argentino. Una anécdota, de aquella detención masiva de verdinegros a la intención (rápidamente abortada) de parar los partidos en donde se insulte al Presidente de la Nación.