(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) El gobierno nacional dio el primer paso para conseguir sacar del "freezer" la ley que impulsa el endurecimiento de penas para con los barras y que le cambia el rótulo a las contravenciones que se dan dentro del ámbito de un estadio y las convierte en delito. Se hizo a través de una reunión en la Cámara de Senadores en la que los miembros de la Cámara Baja de Cambiemos escucharon de qué va el proyecto.

Según averiguó "Doble Amarilla", con fuentes que están detrás de la salida de la nueva ley anti-barras, la reunión contó con la presencia de todos los senadores del oficialismo. Ahora, según confirmó este sitio, se buscará el apoyo en "legisladores amigos" de otros espacios políticos para que todo siga avanzando hasta convertir lo que hoy es un proyecto en ley.

Según pudo constatar "Doble Amarilla" de la misma fuente, la intención es abordar a los legisladores del peronismo con los que mejor "feeling" hay. Entre ellos se mencionó a Juan Manuel Urtubey.

Los puntos más salientes son los siguientes

- Agravante genérico de la pena de los delitos del Código Penal más comunmente cometidos en el marco de un espectáculo futbolístico
- Tipificación de nuevas conductas que se producen de manera habitual en este ámbito y que deben ser contempladas de manera específica por su gravedad (cuidacoches, pirotecnia, reventa de entradas, privilegios y financiación a los grupos violentos).
- Tipifica la figura de grupo (BARRA), resultando este mucho más amplio que el delito de asociación ilícita.
- No procederá la suspensión del juicio a prueba para los delitos mencionados en la ley.
- Introduce como delito la violación del derecho de admisión.
- Incluye en la ley el juicio abreviado y la figura del arrepentido.
- Establece la figura de la prohibición de concurrencia administrativa (existe pero por decreto, con esto se haria por Ley)
- Prescribe como pena accesoria a la condena, la inhabilitación por vida para concurrir a todo tipo de espectáculo futbolístico.

Además, se preve penar como delito la connivencia que pudiera existir entre barras bravas y dirigentes de los clubes.