“Sí soy peronista, pero a la política no la quiero en el club. Cuando milité, milité afuera del club. Hay espacios suficientes para militar afuera del club”, le dijo Jorge Ameal a Doble Amarilla en su búnker de San Telmo a días de las históricas elecciones que iban a poner fin a una larga era en Boca. Su idea era diferenciarse de años de macrismo en los que el club fue un verdadero trampolín para la política y bastión para todo tipo de relacionamientos. Hay quienes dicen que había días en los que La Bombonera parecía más un ministerio que un club de fútbol y que había decisiones que se tomaban directamente en Balcarce 50 y llegaban cocinadas a la Bombonera. Esa frase tajante de Ameal, parecía utópica entonces y hoy parece haber quedado en el olvido.

De corte peronista y de gran vínculo con la familia Galmarini y Massa, el presidente de Boca no puede ocultar que la rosca política está instalada dentro del club que preside. Hay movimientos que así lo demuestran. Hace unos días, y después de un caótico traspaso de mando, Boca pudo poner en funciones a las nuevas autoridades de su Fundación. La nueva gestión promete una auditoría de los responsables anteriores a quienes los acusa de movimientos de dinero poco claros. A la cabeza figura Alberto Salvo, vocal y hombre que desde hace varios años se mueve en el entorno de Ameal.

Salvo es empresario de la zona de San Fernando pero no sólo pisa territorio bonaerense, también es fuerte en tierras sanjuaninas. Desde diciembre es, junto a Alejandro González, vocal y está a cargo de la comisión de Relaciones Institucionales del club. Fue clave en las dos últimas campañas de Ameal (2015 y 2019). Su rol fue acercar a políticos y empresarios que apoyaran al actual presidente, tarea que se le simplificó cuando Riquelme irrumpió en cancha y definió el juego. 

Salvo suele tener perfil bajo y operar lejos de los flashes. En la campaña hizo uso de sus buenas relaciones para conseguir respaldos a Ameal. Se lo vio muy activo en ese rol junto a Máximo Rodríguez, quien fuera hombre fuerte del senado bonaerense hace algunos años y ahijado político del ex Intendente Hugo Curto. El ex alcalde de Tres de Febrero es fanático histórico de Boca. Es más, se dice que fue clave en la llegada de Antonio Alegre a la presidencia del club. Curto ya había puesto en 2012 a uno de sus hombres, el exconcejal Omar Cobián, en la lista de Ameal-Beraldi. 

Si bien son diversos sus vínculos con la política y el mundo empresario, la relación más estrecha de Salvo es con el ex gobernador de San Juan y actual vicepresidente segundo de la cámara de Diputados, José Luis Gioja. La conexión entre Alberto Salvo y Máximo Rodríguez se genera precisamente gracias a Gioja. En su rol de presidente del PJ Nacional, Gioja nombró a Rodríguez como miembro de la Junta Electoral del Partido Justicialista. Es por eso que no resultó extraño que Rodríguez también moviera algunos contactos para facilitar la tarea de Salvo en plena campaña xeneize.

Gioja es hincha de Unión de Villa Krause y de Racing, por lo que el vínculo entre el gobernador y el presidente de Boca dista de ser de tono futbolero y bendecido por los colores azul y amarillo. Hay quienes dicen que, vía la dupla Salvo-Rodríguez, el presidente del Justicialismo acercó a “interesados” en colaborar con la campaña de Ameal. 

Una particularidad se dio este verano. El primer viaje de Ameal como presidente fue justamente a San Juan, donde Boca disputó un torneo internacional amistoso que contó con equipos como Athletico Paranaense y Universitario de Perú.

Ameal, quien días antes fustigaba a la política dentro de Boca, fue parte de un minué político que caló en la interna sanjuanina entre Gioja y el gobernador Sergio Uñac. Antes de cruzarse con el mandatario, Ameal desayunó con Gioja en la previa del partido de Boca y dejó que trascienda la foto. El argumento de ambos fue que discutieron un tema delicado para los revisionistas del balompié y del peronismo: ¿el General Perón era hincha de Boca o de Racing?. La picardía política llegó horas más tarde cuando Ameal declinó la invitación de Uñac para ver juntos el encuentro ante Paranaense. El presidente de Boca decidió observarlo desde un palco vecino e invitó a Gioja a sentarse a su lado. Como suele suceder es estas giras, la presencia de Boca revolucionó la provincia y esas fotos fueron leídas por todos los sanjuaninos como un gesto político, el primero de Ameal desde su regreso a la presidencia.

El desayuno entre Gioja y Ameal, en San Juan.
El desayuno entre Gioja y Ameal, en San Juan.

Claro, es menester aclarar que, en ese momento, la interna en el peronismo sanjuanino estaba al rojo vivo. Días más tarde, Uñac enfrentaría al hermano del ex gobernador, el diputado provincial Juan Carlos Gioja, para dirimir la presidencia del partido en la Provincia. Finalmente, Uñac se impuso por amplio margen.

Salvo, nombrado pero no aún en funciones, aprovechó ese viaje a San Juan para que la Fundación Boca tenga uno de sus primeros actos bajo la nueva conducción. Visitó junto a Ameal, “Patrón” Bermúdez y otros dirigentes el Hospital Rawson para entregar juguetes a niños en tratamientos médicos. 

Ameal en la recorrida en el hospital Sanjuanino.
Ameal en la recorrida en el hospital Sanjuanino.

Alberto Salvo juega su partido en San Juan. Fue armador y “multifunción” de las campañas de Gioja pero, tras la salida del caudillo de la gobernación, se encontró con algunos escollos para sus negocios. Salvo es dueño de la empresa Buenos Aires Call, que fue prestadora de servicios de ambulancias de la provincia. Casualmente en diciembre del año pasado, su empresa se presentó a una licitación para renovar esos servicios. Pero el pliego fue impugnado por errores formales en su presentación y Buenos Aires Call perdió el negocio. Sin embargo, eso no terminó ahí. Según los medios locales, el director de la compañía habría amenazado a autoridades del ministerio de salud provincial al caerse el negocio generando un escándalo.

Bajo ese contexto, el Relaciones Pública de Boca y presidente de la Fundación, organizó la primera visita de Ameal a una provincia. Ese primer paso político fue al menos un poco torpe y le generó rispideces al xeneize con uno de los gobernadores más fuertes del peronismo. Algunos dirigentes en Boca se preguntan si era conveniente que Salvo ocupe ese lugar y temen que la Fundación se termine convirtiendo en un espacio para el ida y vuelta de los favores políticos.

Es entendible que Gioja, afincado en Buenos Aires por su rol de Diputado, lo vea como un espacio interesante pero dista mucho de la idea del presidente de correr a la política de Boca. Igual en la CD, conformadas con hombres de la política como el sindicalista Roberto Digón o el titular de Sigen, Carlos Montero, no todos tienen esa visión. “Hay que hacer política. No tenemos que ser burdos como los anteriores, pero hay que hacer política”, dicen algunos miembros de la comisión que no le escapan a la rosca. Y, al parecer, la Fundación será el centro de la rosca xeneize.