El presidente de Boca, Daniel Angelici, insiste en que no se ve cerca del fútbol tras el fin de su mandato, allá por diciembre de 2019. En una entrevista con el diario La Nación, habló de su presente en la política y de sus aspiraciones futuras. Radicalismo porteño en la mira, café con Carrió, el palo a Vidal por sus medidas contra los bingos y su relación con la Justicia. Aquí algunos extractos de esa entrevista:

-Se lo ve hablando poco de política y mucho de fútbol. ¿Es pasajero?

-Hasta diciembre de 2019 tengo el compromiso de conducir Boca Juniors. Hoy le dedico el 75 por ciento al fútbol y 25 a la política.

-Un dirigente bonaerense comentaba que "a Boca le tiene que ir bien, porque si le va mal, a Macri también". ¿Es así?

-No creo que sea tan lineal. Obviamente, cuando le va bien a Boca la mitad más uno del país está contenta, pero a Mauricio le va bien si puede dar vuelta estos años y ordenar el país, que los recursos lleguen a la gente, con instituciones fuertes.

-¿Y el camino es el correcto?

-Es el camino correcto, tal vez uno pensaba que a lo mejor la transición iba a ser más fácil o más corta. Esperemos que en marzo o abril del año que viene se empiece a ver un cambio en el bolsillo de la gente.

-La semana pasada Hugo Moyano comparó al Gobierno con una dictadura...

-Las veces que Hugo ha hecho algún comentario sobre su situación política uno lo escucha, pero no hay que mezclar. Es un hombre de experiencia, siempre hace reflexiones desde ahí, pero lo mejor que nos puede pasar a todos es tener bien claro que son dos caminos separados.

-Seguro va a decir que no es operador judicial del Gobierno...

-Primero, me gustaría saber qué es un operador judicial.

-Alguien que oficia de intermediario entre la política y la Justicia para lograr beneficios. Su almuerzo con el juez [Norberto] Oyarbide, por ejemplo...

-Me da la sensación de que el Gobierno, desde que está Mauricio, no necesita de eso. Él cree que la Justicia tiene que actuar, que no tiene que ser ni dura ni blanda, ni lenta ni rápida: tiene que ser justa.

-A la gobernadora Vidal no le gusta el juego en sí mismo...

-Debería cerrarlo [serio]. Si estoy convencido de que algo es malo, no lo dejo. Fui el primero que abrió salas de juego en la provincia, y sé que donde no hay juego legal, hay juego clandestino. No se puede tapar el sol con la mano. Tiene que estar muy regulado por el Estado, y que esos ingresos vayan a educación, salud, seguridad. Pero no se puede prohibir.

-¿Tomaría un café con Elisa Carrió?

-No tengo problemas en juntarme con nadie. Estoy muy tranquilo de cómo me criaron mis padres, el esfuerzo que hice para terminar la escuela secundaria, estudiando de noche y trabajando de día. Nunca tuve una casa de juego ilegal, hoy ganaría más plata con el ilegal que con la legal.

-Carrió es muy crítica de su alianza con Coti Nosiglia en la UCR porteña...

-No sé, lo conozco a Coti desde el 82, he militado en la Coordinadora, me ha dado oportunidades, le tengo un gran respeto.

-Era su jefe...

-El mío y el de muchos más. Si hablás con los radicales, todos le tienen un gran respeto a lo largo y ancho del país, es un militante de 24 horas para el partido. Con Carrió coincidí cuando ella era delegada por Chaco, aunque yo me dediqué más al trabajo hasta que me convocó Mauricio [Macri]. Y nunca dejé el radicalismo.

-¿La UCR porteña tiene sobrevida?

-Es un partido de más de cien años, hay que darle herramientas para volver a entusiasmar a los más jóvenes, hacer un partido moderno, pero sobre todo hacer trabajo social, estar cerca de los que necesitan, la causa de los desposeídos...

-Eso es del peronismo...

-¿Eh? [se ríe con ganas] En el fondo, si ves la plataforma del PJ y la radical, no hay tantas diferencias. Son dos partidos populares.

-¿Le gustaría presidir la UCR porteña entonces?

-Si en 2019, cuando termino en Boca, hay un consenso, asumiría el desafío de aportar a mi partido.