(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Si el FIFAGate fuera una película de James Bond, su nombre sería "Baur Au Lac". Ese es el nombre del Hotel dónde tuvo lugar el 27 de mayo de 2015, una redada digna de una película del agente 007. A menos de un año de finalizado el Mundial de Brasil y la muerte de Julio Humberto Grondona, en Zurich voló por los aires el sistema de corrupción que atravesaba todas las confederaciones del fútbol Mundial.

El 27 de mayo de 2015 en Zúrich, se detuvo a catorce personas, siete dirigentes de la FIFA, que ese día celebraba su Congreso anual con elecciones a presidente y se debatía entre la continuidad de Joseph Blatter o el apoyo al príncipe jordano, Ali Bin Hussein. Ese día, el día que el fútbol cambió para siempre, fueron detenidos Jeffrey Webb (Islas Caymán), el presidente de la Confederación Sudamericana (Conmebol), el uruguayo Eugenio Figueredo, los presidentes de las federaciones de Venezuela, Costa Rica, Nicaragua y Brasil, Rafael Esquivel, Eduardo Li, Julio Rocha y José María Marín, junto al británico Costas Takkas, colaborador del presidente de la Concacaf. 

¿Por qué no fueron detenidos los argentinos? Según revela "La Nación", Alejandro Burzaco, hoy testigo privilegiado del FBI en el desarrollo de la causa, vio todo desde el mismo lugar dónde sucedía. El ex CEO de Torneos madrugó más que nadie y pudo ver el inicio de la "Operación Darwin" como llamó el FBI a la redada. Advirtió los clásicos chalecos azules con las letras amarillas y sospechó lo que pasaría. Ni se inmutó. Tomó su café con croissants y, cuando todo terminó, y los siete directivos abandonaron el hotel esposados, pidió la cuenta, y subió a la habitación de José Luis Meiszner, otro de los que luego sería acusado.

El Mundo se estaba enterando de lo que pasaba, no habría elecciones en FIFA. Los periodistas del "New York Times", de los primeros en aparecer en el lobby del Hotel, ya estaban contándole al Mundo del mayor golpe jamás dado a la estructura del fútbol, en su casa y en día de elecciones. Nunca pasó nada igual. 

Mientras, según relata "La Nación", Burzaco comenzó a planear su huída. Iría a Milan, porque poseía la doble ciudadanía italiana y, porque allí, se encontraría con su abogado, Mariano Mendilaharzu, que estaba de vacaciones familiares en Jordania. Ese mismo día, Burzaco llegó a Milan y al otro día lo haría su abogado. Para determinar el nivel de entramado y cercanía, vale decir que Burzaco reconoció en la Corte de Brooklyn que quién lo llevó a Milan fue Genaro Aversa, el yerno de Julio Grondona y Marcel, un ex secretario privado de 'Don Julio'. El 1 de junio de 2015, Interpol liberó los alertas internacionales. Para ese momento, Burzaco ya sabía todo lo que tenía que hacer. 

Días después, el escándalo amplió sus tentáculos y salieron órdenes de detención para el trinitense Jack Warner, vicepresidente de FIFA y presidente de la Concacaf, y el paraguayo Nicolás Leoz, presidente de la Conmebol durante 26 años (hasta 2013). Dentro del fútbol sudamericano, también fueron involucrados el ex presidente de la FIFA, Joao Havelange y su yerno, Ricardo Teixeira, ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). Por Argentina, fueron involucrados, Julio Humberto Grondona, ex presidente de AFA por 35 años, vicepresidente de la FIFA, fallecido en 2014 y Luis Meiszner, ex presidente de Quilmes y hombre clave de Grondona en AFA.

¿Cómo empezó a tejerse la historia del FIFAGate? Hay que detenerse en la figura de Chuck Blazer. El ex Secretario General de la CONCACAF y ex funcionario FIFA, decidió colaborar con el FBI. Blazer falleció de cáncer en julio de 2017, antes, había sido el eslabón clave para terminar con la presidencia de Joseph Blatter al frente del organismo con sede en Zurich. Había sido acusado en noviembre de 2013 de aceptar u$s 20 millones de dólares de la Concacaf para un centro de desarrollo que pertenecía a miembros de su familia.

Blazer accedió a colaborar con el Departamento de Justicia de Estados Unidos tras declararse culpable de 10 cargos y el El FBI lo convirtió en su informante durante la investigación contra los más altos ejecutivos de la FIFA. Esa fue la piedra basal para el FIFAGate, pero no fue la última. El propio Alejandro Burzaco, que el 27 de mayo de 2015, en una cafetería Suiza a la que fue luego de reunirse con Meiszner se dio cuenta que irían por él, puso varias de las que vinieron después.

En los días subsiguientes al 27, mientras el escándalo crecía y ya se mencionaba al fallecido Grondona como la cima de la pirámide de la corrupción, Burzaco trazó su estrategia. No volvería a la Argentina y ya sabía que no le quedaba otra que cooperar con la Justicia de Estados Unidos.

El 9 de junio, Burzaco se entregó en Bolzano, Italia. 49 días después, el 28 de julio, y acompañado de dos oficiales del FBI, embarcó en el aeropuerto de Malpensa (Milán) rumbo a Nueva York. Allí empezó a vivir su nueva vida, en la 'Gran Manzana' como fuente de incalculable valor para la Justicia de Estados Unidos. Hace más de cinco años que Burzaco no pisa la Argentina. Hace cinco años que el fútbol cambió para siempre