(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Una de las banderas que levanta la FIFA por estos tiempos es "Say no to Racism". O sea, "decile no al racismo". Parece que en Rusia, una porción de los hinchas del Zenit de San Petesburgo no se han enterado. Lo primero es que lo que sucedió destierra una falsedad: el racismo no es sólo contra rivales. También lo es -y más fuerte- a nivel interno.

Informan en Europa que una porción de la hinchada del Zenit no quiere a Malcom, un fichaje por el cual el club pagó €40 millones al Barcelona. ¿El motivo? Su color de piel. Sí, Malcom es negro y una gran porción de la hinchada del elenco donde juega Sebastián Driussi no lo digiere.

La pancarta racista que apareció en el estadio rezaba: "Gracias a los líderes por su fidelidad a las tradiciones". Este mismo grupo, radical y extremo, pedía al club en un comunicado anterior no contratar jugadores negros: "Para nosotros la ausencia de jugadores negros es solo una tradición, no somos racistas", justificaron.

Lo más insólito de esto es que el club, lejos de buscar acallar esas cuestiones, se está planteando la salida del lateral brasilero, que apenas sí jugó algunos minutos con su nueva camiseta. ¿Cuál sería la salida? Que Malcom deje el club ya mismo, este mismo invierno europeo. De no creer que esto pase en pleno Siglo XXI.