Real Madrid, Juventus y Barcelona denunciaron presiones y amenazas de la UEFA para desistir del proyecto de Superliga Europea. Siguen fundamentando que es "la opción más viable para frenar "la situación insostenible que atraviesa actualmente la familia del fútbol".

Mediante un comunicado conjunto, las tres entidades argumentaron que la idea del nuevo torneo es encontrar soluciones ante la crítica situación económica y, en ese sentido, llamaron a "debatir, desde el debido respeto, sin presiones del todo intolerables y con respeto al Estado de Derecho, las soluciones más apropiadas para la sostenibilidad" del negocio.

"La Superliga era entendida por los 12 clubes fundadores como una oportunidad única para ofrecer a los fans de todo el mundo el mejor espectáculo posible y aumentar el interés global por el deporte, que se enfrenta a nuevas tendencias generacionales que amenazan su futuro. Por otra parte, también tenía como objeto primordial impulsar el fútbol femenino a nivel global, una oportunidad histórica para su promoción", explicaron.

Tweet de Real Madrid C.F.

"Tenemos el deber de actuar con responsabilidad y de perseverar en la búsqueda de soluciones -asumieron-, pese a las inaceptables presiones y amenazas que continuamos recibiendo de UEFA", agregaron.

El máximo ente rector del continente, presidido por el esloveno Aleksander Ceferin, anunció en otro comunicado una serie de sanciones económicas para Tottenham, Arsenal, Manchester City, Manchester United, Chelsea, Liverpool, Atlético Madrid, Inter Milan y AC Milan, quienes se bajaron de la Superliga en los días siguientes a su lanzamiento frente a la ola de reacciones negativas desde distintos sectores.

Los 9 clubes arrepentidos deberán renunciar al 5% de los ingresos por su participación en las competiciones europeas durante una temporada, además de hacer una donación extra de 15 millones de euros para el desarrollo del fútbol europeo en comunidades locales. También se les estableció una multa de 100 millones de euros si aceptaran a futuro jugar algún torneo no reconocido por la UEFA y otras de 50 millones por cualquier otra ruptura de sus compromisos.

"Somos plenamente conscientes de la diversidad de reacciones, en muy diversos ámbitos, que ha producido la iniciativa de la Superliga y, en consecuencia, de la necesidad de reflexionar sobre los motivos que han generado dichas reacciones y reconsiderar el planteamiento propuesto en lo que resulte necesario. Sin embargo, incurríamos en una grave irresponsabilidad si, siendo conscientes de las necesidades y crisis sistémica del sector del fútbol, circunstancia que nos llevó a anunciar la Super Liga, abandonáramos nuestra misión de aportar soluciones eficaces y sostenibles y respuestas a las cuestiones que amenazan al fútbol", manifestaron los clubes que se mantienen como fundadores del polémico proyecto.