El Coronavirus continúa su avance implacable en el mundo entero. Hoy, a poco para terminar marzo, nadie sabe qué será de su vida en lo que resta del año; la incertidumbre es total en Argentina, en Brasil, en Europa, en África y en cualquier parte del globo. La vida prosigue en medio de la pandemia, claro está. Y así lo deja claro Daniel Quiroga, volante mendocino que regresó al país tras una particular experiencia en Haití.

El mediocampista, de 33 años, se desempeñó en el Football Inter Club Association (mejor conocido como FICA) de la Ligue Haitienne, máxima división del fútbol de Haití. Tras una etapa que se extendió por casi un año (llegó a principios de 2019), decidió regresar a Mendoza en enero para estar cerca de su familia y aguardar el nacimiento de su primer hijo.

¿Cómo fue su paso por Haití? "Tuve meses raros. El país no estaba bien cuando me fui. Hubo dos etapas: la primera fue de principios de 2019 a mitad del año pasado. En ese momento, volví para Mendoza, cuando supe que mi mujer estaba embarazada. Aún así, volví a Haití para tratar de hacer una pequeña diferencia allá, ya que vivo de esto y no me quedan muchos años de carrera. Cuando llegué, todo era normal. De hecho, los entrenamientos y los campeonatos tenían un nivel que me sorprendió, tanto en los equipos como en los jugadores. Pero habían dos mundos paralelos: el fútbol y el día a día", expresó.

Pasada la mitad del 2019, todo se modificó: empezaron a sucederse manifestaciones sociales importantes. "Fue porque al país no le entraba combustible. Allá es todo por nafta. Todo. Se para el país si no hay nafta, es increíble. A partir de ahí, empezamos a vivir cosas raras, aproximadamente en octubre", le contó Quiroga a Doble Amarilla.

Sin embargo, faltaba poco para algo más severo: la llegada del Coronavirus. "A final de año, se empezó a hablar de una enfermedad que la sentía muy lejana. De ella hablaban personas de Haití que viajaban a Estados Unidos. Hay mucha gente de Haítí que viaja a EEUU, porque hay cercanía y los vuelos son muy baratos. Ellos decían que ya había una pandemia. Yo lo tomaba como algo que se sentía, poco más", explicó.

La vuelta de Quiroga a la Argentina se produjo en diciembre, un día antes de Navidad. Desde el FICA querían saber si pensaba regresar a Haití, ya que poseía una cláusula para no retornar. La respuesta, al principio, era positiva. "Entre el avance del Coronavirus y una cosa y otra, me estaba perdiendo el embarazo de mi esposa y voy a ser papá por primera vez. Ahí dije 'me tengo que quedar acá' y, finalmente, decidí quedarme en Argentina. El torneo allá está parado, ni siquiera empezó", contó.

Breve radiografía de Haití

Cuando hablamos de Haití, también hacemos referencia a la nación más pobre de América. Aunque afronta un peligro nuevo y desconocido como lo es el Coronavirus, ya son demasiados los problemas que enfrenta, especialmente desde el terremoto del 2010: cólera, dengue, pobreza, insalubridad, desnutrición, falta de agua, violencia, inestabilidad política, corrupción e inseguridad. Luego de que se conocieron los primeros casos de COVID-19, el Gobierno declaró toque de queda de 8 de la noche a 5 de la mañana. Además, se cerraron universidades, escuelas y centros de formación profesional.

De hecho, desde antes del 2010, Haití ya era el país más pobre del continente: dos tercios de sus 10 millones de habitantes vivían en la pobreza extrema y sin acceso al agua potable. Tras el sismo, un brote de cólera que se hizo endémico dejó aproximadamente 10.000 muertos. Una década más tarde y luego de meses de inestabilidad social que han llevado incluso a la policía a enfrentarse a balazos con el Ejército, Haití afronta un nuevo y terrible problema.

"Hay una brecha muy grande en Haití entre la gente que tiene plata y la que no, no existe la clase media. No están los recursos de otros países, es muy pobre. Yo estaba en Cabo Haitiano, al norte, donde se ve una realidad distinta a la del resto del país, hay un poco más de recursos", explicó Quiroga. Y sobre el tema salud, subrayó: "La gente se va a especializar a otros países. Por ejemplo, los médicos que me atendieron cuando me lesioné en el torneo eran de Haití, pero se especializaron en República Dominicana".

Haití tiene un severo problema adicional: siempre ha contado con asistencia financiera de otras naciones en momentos críticos y hoy corre el riesgo de quedarse solo, ya que los países que ayudaron históricamente están combatiendo la pandemia en sus territorios. De hecho, en conversación con BBC Mundo, Conor Shapiro, director general de Health Equity International, una ONG que lleva ayuda médica al país de América Central, marcó que "Haití se enfrenta a un desafío nunca antes visto".

Por si fuera poco, Haití es una nación que vive del día a día: arranca cuando el sol sale y descansa cuando se oculta. "Hace una semana, me escribió un directivo para preguntarme cómo estaba. Me dijo que la gente allá no respeta nada, se vive del día a día literalmente: el país arranca a las 5/5:30 de la mañana, porque a las 6 de la tarde no hay más sol, hay oscuridad plena y no hay luz en las calles. Algunos locales solamente tienen luz gracias a sus generadores. La mayoría se comporta como si nada", relató Quiroga.

Por lo pronto, el fútbol está parado tanto en Haití como en Argentina y ambos tienen un punto de contacto evidente: ninguno sabe cuándo la pelota volverá a rodar en sus campos de juego"Hablo mucho con mi representante y con compañeros que he tenido. La verdad no sé qué voy a hacer. Mi mujer trabaja en la parte de salud, en una farmacia. Estamos a un mes de ser padres y tengo la cabeza en eso. Después veremos cómo sigue todo, ojalá aparezca una solución pronto", concluyó Quiroga.