(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) En el medio de un estallido social evidente, con represión en El Alto y varios muertos en las protestas sociales, el torneo profesional boliviano volvió a disputarse este domingo con dos partidos.

El país sufrió un quiebre tras la salida poco clara de Evo Morales de la presidencia y al asunción de Jeanine Añez. Sin embargo, el fútbol decidió ser una burbuja. En el primer cotejo, The Strongest no tuvo piedad de Guabirá, al que venció por un contundente 5-1 como visitante. En tanto que, en Santa Cruz de la Sierra, Blooming igualó 1-1 ante Royal Parí.

La vuelta del fútbol, en medio de un auténtico polvorín, es una victoria del gobierno de Añez que presionó para que se de. Hace más de un mes que el fútbol boliviano estaba parado. En la reunión que hubo el pasado jueves 21, entre autoridades de la CBF y gente del gobierno de Añez, el gobierno boliviano hizo saber que veía necesario que la actividad futbolística volviera para contribuir con la pacificación del país y se comprometió a otorgar seguridad en los estadios. Algo parecido a lo que buscaba el gobierno Chileno con la reanudación del torneo chileno. Dar, con el fútbol, sensación de normalidad.

El campeonato se canceló cuando se llevaban jugadas 16 fechas, a las que hay que sumarle la caótica situación económica que atraviesan los clubes, con deudas que van desde dos hasta cuatro meses de atraso en el pago de los sueldos.

La decimoséptima fecha arrancó el domingo y se extenderá hasta el jueves 28 de noviembre. "El concepto que maneja la federación es poder contribuir a la pacificación en el país con el fútbol”, declaró tras la reunión del jueves el presidente de la CBF, César Salinas.

En el fútbol boliviano restan por disputarse diez fechas y el escenario es caótico: las rutas están cortadas por manifestantes y el humor social es muy malo. Tanto que la FBF está gestionando resguardo policial en los aeropuertos y en los estadios para proteger a los jugadores.