Las noches de Copa Libertadores tienen un sabor único para los seguidores del fútbol sudamericano. Aunque la fase de grupos ofrece partidos poco atractivos porque en esta edición no hay tantos equipos históricos como en años anteriores, este miércoles se jugó uno de los duelos más picantes. En el estadio Campeón del Siglo, de Montevideo, Peñarol recibía a Palmeiras a dos semanas de haber jugado en San Pablo, también en un partido lleno de chispazos.

Esta vez, en Uruguay, el local fue claro dominador en el primer tiempo y se fue 2-0 al descanso, aunque en el complemento se desmoronó y con mucho oficio el Palmeiras se lo dio vuelta. El partido se jugó a pierna fuerte y hubo varios encontronazos, pero no se vieron jugadas desleales. Hasta que finalizó el encuentro y Felipe Melo dijo algo que a los uruguayos no les cayó muy bien y empezó la batalla campal.

Hasta los integrantes del cuerpo técnico del Manya corrieron al ex Inter de Milán por todo el campo de juego mientras el propio Melo repartía trompadas a quien se le cruzaba en su camino. La gresca duró más de cinco minutos en el campo de juego y luego siguió en el túnel rumbo a los vestuarios. Además, los hinchas de ambos equipos se contagiaron de la violencia que había en el campo de juego y empezaron a arrojarse con lo que tenían a mano. Los empleados de seguridad privada estaban tan desbordados que le revoleaban los tachos de basura a los hinchas para intentar controlarlos.