(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Lo ocurrido en el clásico Barcelona-Real Madrid no pasó desapercibido para el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol (RFEF). Ese organismo impuso una multa irrisoria al Barcelona de €1500, pero también advirtió que ante la próxima alteración del orden podría clausurar el recinto. 

La decisión de Competición es cumplimiento del artículo 101.2 del Código disciplinario de la RFEF, que señala que "se considerará infracción de carácter grave y será sancionado con multa en cuantía de hasta 3.000 euros y apercibimiento de clausura, el lanzamiento de varios balones, o de cualquier otro elemento al terreno de juego procedentes de la grada, con independencia de si el juego está o no detenido". Y eso es exactamente lo que pasó en el derby español del pasado 18 de diciembre.

El árbitro del encuentro, Alejandro Hernández Hernández, puso en su informe: "En el minuto 55, el encuentro estuvo detenido durante un minuto y treinta segundos debido al lanzamiento, por parte del público, de balones al terreno de juego" de color amarillo.