(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Ecuador arde. No sólo por la enorme cantidad de contagiados de coronavirus que existe en el país, que llega a los 29.420 casos confirmados y 1618 personas fallecidas. Si no por la auténtica guerra sin cuartel que se libró en el seno de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) y en la que ya intervino CONMEBOL y también la FIFA. 

El hecho es que Francisco Egas, electo por las vías formales en enero de 2019, fue destituido el 24 de abril de 2020 y, por esa maniobra, pasó a ser vocal y su vicepresidente, Jaime Estrada, se quedó con la presidencia de la FEF. Algo que fue refrendado por la mayoría de los clubes, pese a las advertencias de CONMEBOL de cesar con la maniobra y de “no reconocimiento”. Ahora bien, ¿dónde empieza el conflicto?. 

Para entender el problema en Ecuador hay que ir hasta el estatuto de la FEF. Vetusto, viejo y que deja a la Federación en una posición muy “endeble”. Según la carta institucional aún vigente en Ecuador, la CD de la misma se compone de 9 miembros, 5 del fútbol profesional y 4 del fútbol amateur. Esto ya marca dos cosas: con tan sólo uno de los representantes del fútbol profesional que haga causa común con el amateurismo, ese sector del fútbol puede decidir sobre todo el deporte en Ecuador. Hay una salvedad: el fútbol amateur tiene una representación a nivel de cantidad de clubes y competitividad muy baja. A nadie le conviene un estatuto tan endeble. Al menos, no a las instituciones, ni mucho menos a la FIFA y a la CONMEBOL. 

Entonces, FIFA estaba lista para enviar una misión e ir a encabezar la reforma del Estatuto, algo similar a lo que hizo en Uruguay con la AUF. Los oficiales del organismo con sede en Zurich llegarían al país el 30 de marzo, pero…pasó el coronavirus. La pandemia hizo que sea imposible la llegada de la misión de FIFA y todo el cambio de estatuto quedó en stand-by, lo cual terminó por accionar a quienes buscaban destituir a Egas.

¿Qué le reclaman a Egas? Dicen que es un presidente de carácter vertical, que hace y deshace sin pedir opinión y que es un lobo solitario y resuelve solo. Francisco Egas viene del mundo corporativo, es el hijo de un banquero muy importante de su país. La gota que rebalsó el vaso fue la contratación de Jordi Cruyff como DT de la Selección ecuatoriana de fútbol. El hijo del inolvidable Johan desembarcó en el combinado mayor, luego de que se decidió que Jorge Célico regrese a las juveniles. Según le dijeron a Doble Amarilla desde el lado de Egas, la idea de traer a Cruyff fue generar “un efecto Bielsa” en Ecuador: un DT fuerte, que sea capaz de cambiar la mentalidad de un país que sólo disputó dos Mundiales en la historia.

Cruyff no vino sólo. Es más, el holandés fue la cara del proyecto Ecuador acercado por el español Antonio Cordón, descubridor de Mbappé y el Director Deportivo del Villareal en la época de Juan Román Riquelme y Manuel Pellegrini. Cordón trabajaba en tres apellidos de fuste y que pondrían a Ecuador en la órbita del mundo: Klinsmann, Pekerman y Cruyff. Finalmente, fue el hijo de la leyenda holandesa el que se quedó con el buzo (y con la polémica). La versión de los partidarios de Estrada es que Egas superó el presupuesto de la federación con la contratación del europeo y, por eso, se tuvo que ir del cargo. También le reclaman que mintió en el monto de su contratación. Sostienen que fueron más de u$s 6 millones destinados a su llegada. Egas siempre dijo que eran u$s 4 millones y el número real es de u$s 4,5 millones según confirmaron a Doble Amarilla desde Ecuador.

Del lado de Egas defienden la gestión y resaltan que Ecuador “por primera vez en su historia” tiene un proyecto serio. “Gordon trajo el SAP sports, un sistema de análisis de jugadores en todo el mundo. Por primera vez Ecuador utiliza este tipo de tecnología en beneficio del fútbol”, afirman.

De todas maneras, lo realizado por Estrada y sus partidarios encendió las alarmas en CONMEBOL y en Zurich. Incluso, en Ecuador saben que si Estrada avanza mucho más, FIFA puede desafilar a la FEF, misma amenaza que tuvo eco en Uruguay antes de que se logre cambiar el estatuto. A día de hoy, Egas sigue siendo el presidente para CONMEBOL y para FIFA, pero Estrada se autoproclamó en ese lugar y obtuvo el reconocimiento de la mayoría de los clubes en un Congreso que convocó vía zoom. El tema es que, en otra carta enviada, CONMEBOL advirtió que no reconocería el Congreso a los efectos de su nombramiento. 

La historia de los apoyos detrás de cada uno, también es un capítulo aparte. Egas reúne tras de sí, los apoyos de los clubes de Quito, con la Liga e Independiente del Valle a la cabeza. Estrada, en cambio, tiene a los clubes de Guayaquil, entre lo que están los dos más populares del país: Emelec y Barcelona. Alguien define la cuestión de una manera simple: “Los corporativos y los que tienen una visión estratégica, están del lado de Egas. Los clubes más de barrio y de ciudad están con Estrada”. También, detrás de esa diferenciación, vive la vieja antinomia entre Quito y Guayaquil, que no sólo es disgusto sino que tiene un desprecio profundo de uno por el otro. Desprecio que se traslada a estas disputas, enarbolados en los clubes más grandes de cada región.

De momento, la situación es clara. Luego de recabar las pruebas, CONMEBOL y FIFA ya se decantaron por Egas, al que reconocen como presidente legítimo de la FEF y le piden a Estrada que deponga su actitud y que se busque un abogado, tal y cómo quedó claro en la misiva que llegó hoy al despacho de Estrada. Luego, con la destitución de parte de CONMEBOL de uno de los hombres de Estrada, viajó otro mensaje. Aún con riesgo de desafiliación, Estrada parece no querer dar el brazo a torcer y se mantiene inalterable en su rol. ¿Logrará la presión de los organismos que rigen el fútbol a nivel sudamericano y mundial restaurar la paz en el seno de la federación o la sangre llegará finalmente al río?