La partida del papa Francisco dejará un profundo vacío entre millones de fieles, pero también en alguien que lo sentía especialmente cercano: su nieto, Felipe Bergoglio. El joven, que actualmente juega al fútbol en Italia, albergaba la esperanza de conocerlo antes de su fallecimiento.

Felipe tiene 21 años, nació en Argentina y se desempeña como defensor en el Castiglionense 1919, un equipo modesto que compite en la quinta división del fútbol italiano. Está a préstamo desde el Trestina, club de la Serie D, donde no tuvo muchas oportunidades en el campo desde su arribo a comienzos de temporada.

El vínculo familiar entre Felipe y Jorge Bergoglio se traza a través del abuelo paterno del futbolista, primo del pontífice. De hecho, su abuelo también se llama Jorge, lo que generó cierta confusión en Argentina cuando en 2013 se anunció al nuevo papa. A pesar del lazo sanguíneo, Felipe nunca llegó a conocerlo en persona, aunque aguardaba por una reunión privada en el Vaticano.

La historia de Felipe Bergoglio, el sobrino-nieto de Francisco que juega en el ascenso italiano

Mientras sus hermanos Mateo y Benjamín sí tuvieron la dicha de compartir un momento con Francisco, él se quedará con esa deuda pendiente.

En el campo de juego, su apellido no pasa desapercibido: compañeros y rivales lo reconocen y se acercan movidos por la popularidad que arrastra. Fanático de San Lorenzo, como lo fue el papa toda su vida, Felipe se formó futbolísticamente en el Club Lasallano, donde jugó hasta mediados de 2023 antes de probar suerte en el fútbol europeo.

Cómo fue tener al papa como tío, desde la visión de Felipe Bergoglio

"Hubo gente que pensó que el papa era mi abuelo. Era muy pequeño, tenía unos 10 años, pero recuerdo perfectamente ese día, esos momentos de celebración en casa. Fue increíble", afirmó Felipe Bergoglio, en diálogo con La Nazione.

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"Mi padre me contó que el papa Francisco preguntaba siempre por nuestra familia. Cuando todos vivíamos en Argentina, la relación era difícil por las distancias entre Buenos Aires y Córdoba, pero el vínculo siempre estuvo ahí", agregó luego.

"Mis compañeros me piden la bendición antes de cada partido. También cuando se lesionan. Llevo poco en Italia y ya me acostumbré. Nos reímos siempre. Ser Bergoglio es un honor y para mí no supone ninguna carga llevar este apellido", sentenció.