(De la redacción de DOBLE AMARILLA) Los dirigentes argentinos Eduardo Deluca y José Luis Meiszner fueron sancionados de por vida por la Comisión de Ética de FIFA. Además recibieron una sanción económica de U$S 1.000.000 cada uno.

La FIFA publicó las documentaciones sobre las resoluciones que tomó a raíz de los hechos de FIFA Gate. A los ex dirigentes de Conmebol se los encontró culpables de sobornos y de infringir el Código de Ético dentro de la concesión de los derechos de televisión y mercadotecnia de torneos de la Conmebol. Se suma también a esta condena el dirigente peruano Manuel Burga.

"Las investigaciones a los señores Deluca, Meiszner y Burga guardan relación con su participación en una serie de sobornos relacionados con la concesión de los derechos de televisión y marketing de torneos de la Conmebol (Deluca) y de torneos de la Conmebol y de la Concacaf (Meiszner y Manuel Burga, dirigente peruano) durante los periodos comprendidos entre 2004 y 2012, 2012 y 2015 y 2010 y 2015 respectivamente" explicó FIFA.

Tanto Meiszner como Deluca fueron figuras importantes en la época del "grondonismo". Ambos tenían un rol preponderante en los movimientos que se realizaban en Conmebol. Cuando surgió este escándalo de corrupción y lavado de activos, la propia Justicia de Estados Unidos pidió en 2015 la captura internacional de los dos dirigentes.

Debido a la ruptura de "cohecho" del artículo 27, tendrán sanción de por vida para participar en actividades relacionadas al fútbol tanto en el plano nacional como internacional. Además, tendrán una sanción de U$S 1.000.000 cada uno.

Deluca tuvo un rol importante con Julio Humberto Grondona en vida. Fue secretario general de Conmebol y luego veedor en la FIFA. Por otra parte, Meiszner fue también secretario general de Conmebol, secretario general de AFA y hombre fuerte de Quilmes por 29 años. A su vez, estuvo íntimamente relacionado a Aníbal Fernández, con quien compartieron además del amor por el club del sur, su actividad profesional: fueron socios en un estudio jurídico. A su vez, cuando el ex ministro nacional fue presidente de Quilmes, contó con el apoyo de los Meiszner, quienes ostentaban una larga trayectoria y un fuerte poder en el club cervecero.