Jugó con Riquelme y una lesión casi termina con su carrera: "Si volvía a caminar..."
Fue una de las grandes apariciones del fútbol de su país. Pero tuvo una lesión inédita, que aún hoy es motivo de estudio.
En un amistoso entre los seleccionados de España y Chile en 2013, Santi Cazorla se fisuró el tobillo derecho. La lesión de quien fuera compañero del actual presidente de Boca, Juan Román Riquelme, no tiene precedente alguno.
Respecto al símbolo futbolístico de aquel “Subamarino Amarillo”, con quien compartió plantel en sus primeros años como profesional, Cazorla jamás dudó en ponerlo en alta consideración. “Para mi Juan Román Riquelme ha sido diferencial en lo personal. Siempre he dicho que es el mejor jugador con el que he jugado desde que debute", dijo.
"Estuvimos juntos en Villarreal, aprendí mucho de el en lo personal, tuve la suerte de estar con él, de compartir vestuario. Me aportó mucho en mi carrera“, le confesó años después a Bolavip sobre el futbolista al que conoció antes de empezar el derrotero posterior a la lesión con la “Furia”.
Desde aquel fatídico encuentro el dolor en el pie derecho fue una compañía constante e inesperada. “Las primeras partes las aguantaba un poco mejor, si entraba en calor podía jugar, pero en el descanso, en cuanto me enfriaba un poco, se me saltaban las lágrimas“, confesó años después.
Luego, detalló que estuvo a punto de perder su pierna: "Si consigues volver a caminar con tu hijo por el jardín, date por satisfecho, me dijeron".
Más allá que en diciembre de 2015 fue operado del ligamento externo de la rodilla izquierda, la pesadilla del futbolista seguía siendo el tobillo derecho. Jugó estando infiltrado evitando que su pie derecho pasase por el quirófano hasta diciembre del 2016: “Seguía jugando, pero la herida no cicatrizaba“.. Los médicos que lo atendían no recuerdan algo igual.
Cuando parecía abandonarlo toda esperanza y perder su pierna ya era contemplado como una posibilidad, llegó algo de luz. Cazorla viajó a Victoria para confiarle su caso al doctor Mikel Sánchez. El profesional se sorprendió de lo que descubrió cuando le abrió el tobillo en quirófano para analizarlo: tenía una infección, causada por tres bacterias, que se había comido su tendón de Aquiles casi por completo.
Llegaron a la conclusión que una de las bacterias era la causa de una mala práctica anterior en otro quirófano. Si esto no se hubiese detectado a tiempo el internacional español podría haber perdido su pierna derecha.
Ese diagnóstico lo marginó de las canchas durante por 668 días por culpa de esa maldita bacteria que le comió ocho centímetros del tendón de Aquiles al talentoso español.
El tratamiento que le salvó la extremidad requirió de cientos de antibióticos y hasta injertos de piel. “Pusieron piel de mi brazo en el tobillo y de mi muslo en mi brazo. Por eso cada vez que me preguntan lo que me pasó termino diciendo que soy como un rompecabezas, con partes de mi cuerpo por todos lados“, describió quien a sus 40 años hoy aún despunta el vicio en el ascenso español y muestra su talento.
El presente de Santi Cazorla
En 2018, el talentoso futbolista pegó la vuelta al Villareal, donde lo recibieron a lo grande: en su presentación, hicieron que salga de un tubo mágico ubicado en medio de la cancha. Allí no solo volvió a jugar, se consolidó como referente y levantó el trofeo de la Europa League.
Luego de consagrarse en el “Submarino Amarillo”, Cazorla se marchó al fútbol qatarí de 2020 a 2023, para luego darle inicio a su último gran desafío restante: devolver al Real Oviedo, club del cual es hincha, a la Primera División luego de más de dos décadas de ausencia en la elite.
Su equipo está en la cuarta posición, apenas seis puntos por debajo del líder Elche (que tiene dos partidos más disputados). A sus 40 años y habiendo dejado atrás un verdadero infierno con las lesiones, Santi Cazorla revivió en una cancha: “Antes no apreciaba estar en el hotel o el trayecto en el autobús hacia el estadio. Fueron dos años en los que luché muy duro para vivir estos momentos otra vez“.