(De la Redacción de DOBLE AMARILLA) Murtaza Ahmadi erizó la piel de millones de personas a lo largo del mundo en 2016 cuando fabricó, con una bolsa de plástico, una camiseta argentina con el apellido Messi y el número 10, escrito con marcador. Pero dos años más tarde de conmover al globo terráqueo con su historia y de encontrarse con su ídolo (en un partido del Barcelona en Qatar), el niño vive una pesadilla: debió abandonar su nación, Afganistán.

La huida se produjo en noviembre. Murtaza y su familia debieron escapar del distrito de Jaghori luego de la ofensiva de los talibanes en la provincia de Ghazni, ubicada al sur del país afgano. El clan Ahmadi es de la etnia hazara, de confesión chiita. Es justamente contra algunas milicias hazara que los talibanes, sunitas, realizaron una operación militar. 4000 familias debieron escapar de la región, según informó la Organización de las Naciones Unidas.

Pero lo peor, dijo la madre del pequeño, es que los insurgentes querían a Murtaza: ''No sé por qué los talibanes lo detestan desde que se hizo famoso. Dijeron que lo iban a capturar y que lo cortarían en pedazos. Había gángsters que creían que Messi nos había dado mucho dinero y amenazaban con secuestrarlo'', relató Shafiqa, muy asustada.

El pequeño Murtaza, que forma parte de los 300 mil desplazados por los conflictos bélicos, debió abandonar todos los regalos que Messi le había dado, entre ellos un uniforme completo del Barcelona. Quedaron al cuidado de su padre, que se mantuvo en la provincia. ''Extraño a Messi. Lo que quiero es estar cerca de él, que me ayude a salir de este lugar. Cuando sea grande, quiero ser como Messi''dijo el menor de las Ahmadi según relata NA. Conmovedor.